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La industria de la inteligencia artificial está en incertidumbre tras las posibles restricciones de Trump a su suministro de GPUs.

El nuevo plan de tarifas es confuso y la industria tecnológica se encuentra en apuros para comprenderlo.

Las empresas de inteligencia artificial se encuentran en un estado de incertidumbre respecto a los posibles efectos devastadores de los aranceles implementados por Trump. Esta ambigüedad está generando confusión tanto en el ámbito de la tecnología como en los mercados financieros, que están experimentando un caos notable. Por ejemplo, Nvidia ha visto una caída del 7.59% y TSMC del 7.22%. Mientras que en San Francisco algunos consideran que la situación no es grave, en Washington hay una creciente preocupación.

La cuestión central gira en torno a si las unidades de procesamiento gráfico (GPU), esenciales para el cálculo en inteligencia artificial y otros sectores, estarán exentas de los aranceles. La respuesta a este interrogante es sorprendentemente confusa. En los laboratorios de IA, se espera que la industria reciba una exención, con algunas fuentes sugiriendo que Trump podría favorecer a ciertas empresas, como lo hizo con Apple en su primer mandato. Sin embargo, en Washington, la situación es difusa. Aunque la administración Trump mencionó una excepción para los chips semiconductores dentro de las GPU, los productos electrónicos completos que contienen estos chips aparentemente estarían sujetos a tarifas.

Expertos en el tema, como Chris Miller de la Universidad de Tufts, han señalado que la mayoría de las GPUs AI son importadas como servidores, principalmente desde Taiwán, lo que les sometería a una tarifa general del 32%, que entraría en vigor el 9 de abril. Por lo general, se esperaría que agencias gubernamentales aclararan estos temas, pero al consultar con NIST, la agencia encargada de supervisar la Ley CHIPS, la respuesta fue que se debía preguntar a la Casa Blanca, sin que esta ofreciera comentarios inmediatos.

Mientras en la costa oeste hay una percepción optimista respecto a las exenciones, los cabilderos en Washington están más familiarizados con la caótica naturaleza de la segunda administración de Trump. La confusión que rodea los aranceles está afectando a grandes empresas tecnológicas que dependen de las GPUs, como Amazon, Google y Microsoft, las cuales han reportado pérdidas significativas en su capitalización de mercado desde el anuncio de los aranceles.

Existen razones para que la industria de la IA sienta que podría recibir un trato preferencial por parte de Trump, especialmente después de que Sam Altman de OpenAI y otros líderes tecnológicos se reunieran con él para discutir un ambicioso proyecto de infraestructura de centros de datos. Sin embargo, la situación incierta de las GPUs junto con la naturaleza impredecible de los aranceles del presidente puede generar desconfianza.

Nvidia, por su parte, ha comenzado a trasladar parte de su producción a EE.UU. con la esperanza de mitigar el impacto de las tarifas. Su CEO, Jensen Huang, mencionó que la empresa podría ajustar su manufactura para reducir los efectos a corto plazo.

El aumento de costos en la producción de electrónica es probable si las tarifas se mantienen. Además, factores externos como las nuevas restricciones de exportación de minerales raros por parte de China podrían agravar la situación, dado que EE.UU. importa un 90% de estos recursos.

La lealtad hacia Trump parece ser esencial, ya que acuerdos comerciales con empresas como Amazon y Google pueden verse afectados por factores externos, incluso un informe desfavorable en medios asociados. Mientras tanto, los líderes tecnológicos parecen movilizarse, viajando a la residencia privada de Trump en un intento por encontrar claridad sobre los aranceles y obtener posibles exenciones.