
Tengo entusiasmo por el Samsung Galaxy S25 Edge y el iPhone 17 Air, pero temo que hagan demasiados sacrificios.
La delgadez de los smartphones a menudo implica sacrificar otras características.
Los teléfonos inteligentes delgados nunca han desaparecido por completo, aunque su popularidad ha disminuido en los últimos años. Al revisar los principales dispositivos en las listas de mejores teléfonos, se observa un patrón común: rendimiento, duración de la batería y calidad de la cámara son prioridades. El diseño elegante sigue siendo importante, pero no a costa de la funcionalidad.
Sin embargo, se anticipa que 2025 será el año en el que empresas como Apple y Samsung retomen el enfoque en el diseño ultra delgado. Se rumorea que el iPhone 17 Air será un audaz regreso al minimalismo, presentando un marco notablemente delgado que lo diferenciará del resto de la línea de iPhone, que ya cuenta con dispositivos ligeros. Por su parte, Samsung está por lanzar el Galaxy S25 Edge, cuyo diseño también se centra en reducir el volumen para ofrecer una silueta más estilizada.
La posible reaparición de los teléfonos extremadamente delgados resulta intrigante, ya que la experiencia pasada ha demostrado que ser más delgado no siempre implica ser mejor, y a menudo conlleva compromisos. En este contexto, es pertinente analizar los posibles sacrificios que podrían hacer tanto el iPhone 17 Air como el Galaxy S25 Edge en su búsqueda de una perfección estética.
En la década de 2010, los fabricantes de smartphones como Apple perseguían la delgadez casi como un objetivo de diseño primordial. El iPhone 6 tenía un grosor de 6.9 mm, mientras que Motorola lanzó el Moto Z con un diseño modular para compensar su chasis delgado. En aquel entonces, la delgadez se consideraba un rasgo innovador, pero pronto se hicieron evidentes las desventajas, tales como baterías más pequeñas, un rendimiento térmico inferior y marcos más frágiles.
Esto se refleja en los teléfonos insignia de hoy. Modelos como el iPhone 16 Pro Max, el Samsung Galaxy S25 Ultra y el Google Pixel 9 Pro no son diseñados con la intención de ser ultra delgados, sino para ofrecer rendimiento sin sacrificar la durabilidad.
El regreso de los smartphones delgados puede estar impulsado por avances en materiales y diseños internos. Componentes como los chips M de Apple y las baterías han llegado a ser más compactos y eficientes. Además, la optimización impulsada por inteligencia artificial permite que el software funcione mejor con menos recursos.
Sin embargo, también existe una estrategia de marketing detrás de estas tendencias. Un iPhone 17 Air notablemente delgado no solo sería visualmente diferente, sino que también representaría una declaración de diseño, especialmente en una línea de productos que se ha vuelto cada vez más iterativa y centrada en las mejoras de la cámara.
A pesar de su atractivo, los teléfonos extremadamente delgados presentan compromisos significativos. Uno de los principales problemas es la vida útil de la batería, ya que un diseño más delgado reduce el espacio disponible para una celda de mayor tamaño. El Galaxy S25 Edge, por ejemplo, ha sido certificado con una batería notablemente pequeña, lo que podría afectar su autonomía.
Los sistemas de cámara también se ven comprometidos, ya que las mejores cámaras de smartphones dependen de sensores grandes y tecnologías de estabilización que ocupan espacio. Incluir una cámara de un solo lente en el iPhone 17 Air representa una notable bajada respecto a la configuración de tres lentes del iPhone 16 Pro.
La gestión del calor se vuelve crucial a medida que los procesadores y cargas de trabajo de inteligencia artificial se vuelven más potentes, y un diseño de menor grosor reduce el espacio para la disipación de calor, lo que puede conllevar un rendimiento limitado. La usabilidad también puede verse afectada, ya que los teléfonos más delgados a menudo implican menos puertos y altavoces más pequeños.
No se dice que no deban existir teléfonos ultra delgados. Hay un atractivo real en dispositivos más ligeros y esbeltos, sobre todo si se distinguen de los diseños cada vez más similares de las líneas de productos insignia. Si Apple lanza el iPhone 17 Air después del Samsung Galaxy S25 Edge, estos modelos pueden ofrecer alternativas centradas en el diseño que completen a sus contrapartes Pro y Ultra.
Sin embargo, la delgadez por sí sola no constituye innovación. Los mejores smartphones logran un equilibrio entre forma y función: son confiables en el uso diario, potentes y duraderos. Si los diseños súper delgados sacrifican estas características esenciales, corren el riesgo de convertirse en meras declaraciones de estilo con un ciclo de vida corto.