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Se detecta una grave vulnerabilidad de ejecución remota de código en los controladores Wi-Fi de Microsoft Windows.

En junio de 2024, Microsoft lanzó una actualización de seguridad para solucionar esta vulnerabilidad.

Recientemente, se ha identificado una nueva amenaza crítica en ciberseguridad por parte de CYFIRMA Research. Esta amenaza corresponde a una vulnerabilidad de ejecución remota de código (RCE) grave, conocida como CVE-2024-30078, que afecta los controladores de Wi-Fi de diversas versiones del sistema operativo Microsoft Windows. Se estima que más de 1.6 mil millones de dispositivos activos a nivel global podrían estar en riesgo debido a esta falla, que permitiría a atacantes dentro del rango de Wi-Fi ejecutar código no autorizado en los sistemas afectados.

La vulnerabilidad se encuentra presente en múltiples versiones de Microsoft Windows, incluyendo Windows 10, Windows 11 y diversas ediciones de Windows Server. Específicamente, el problema radica en la función Dot11Translate80211ToEthernetNdisPacket() del controlador Wi-Fi nativo (nwifi.sys). Se ha documentado que esta explotación ya ha sido observada en la naturaleza dentro de Estados Unidos, China y partes de Europa, lo que plantea serios riesgos para industrias que dependen del Wi-Fi y de extensos despliegues de Windows, tales como la salud, finanzas, manufactura, el gobierno y tecnología.

La clasificación de esta vulnerabilidad indica que tiene una baja complejidad de ataque, lo que significa que no se requieren técnicas sofisticadas ni interacción del usuario para ejecutarla. Los atacantes pueden simplemente enviar paquetes de red especialmente diseñados a dispositivos dentro de su rango Wi-Fi para obtener acceso no autorizado. La falla está asociada con el componente de Control de Capa de Enlace (LLC) de la pila de red y se relaciona con el manejo de las longitudes de los paquetes cuando se utiliza una Red de Área Local Virtual (VLAN). Esto resulta en una discrepancia en las expectativas del tamaño del paquete, lo que lleva a una lectura fuera de límites y una vulnerabilidad de escritura de 2 bytes.

El aprovechamiento exitoso de CVE-2024-30078 podría tener graves implicaciones tanto para usuarios individuales como para organizaciones. Uno de los escenarios más preocupantes es la posibilidad de instalación de malware, donde los atacantes podrían desplegar remotamente software malicioso, incluyendo ransomware y spyware, en sistemas comprometidos. Además, una vez que un sistema ha sido comprometido, los atacantes pueden moverse lateralmente dentro de la red, accediendo a otros dispositivos conectados y escalando privilegios para acceder a datos sensibles e infraestructura crítica.

Otro aspecto preocupante es el reclutamiento en botnets, donde sistemas comprometidos podrían integrarse en redes de dispositivos controlados por los atacantes. Estas botnets pueden ser utilizadas para lanzar ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS) o facilitar otras actividades maliciosas a gran escala. La exfiltración de datos también es una preocupación crítica, ya que los atacantes podrían acceder a información sensible, incluyendo datos personales, registros financieros y propiedad intelectual.

Para mitigar los riesgos asociados con CVE-2024-30078, tanto organizaciones como individuos pueden implementar varias estrategias proactivas. La aplicación inmediata de parches es el paso más crucial, ya que Microsoft lanzó una actualización de seguridad en junio de 2024 que aborda esta vulnerabilidad. Mantener todos los sistemas actualizados con las últimas versiones de software es esencial para reducir significativamente el riesgo de explotación.

Otra medida efectiva es habilitar características avanzadas de seguridad en la red. Por ejemplo, la implementación de Wi-Fi Protected Access 3 (WPA3) puede mejorar la seguridad de las comunicaciones inalámbricas. También se recomienda desactivar protocolos de red innecesarios que pudieran ser explotados por atacantes, así como el uso de contraseñas fuertes y únicas para proteger redes Wi-Fi. La segmentación de redes puede limitar el impacto de ataques potenciales.

Además, desplegar Sistemas de Detección y Prevención de Intrusiones (IDPS) puede ayudar a detectar actividades sospechosas o anomalías en el tráfico de red. Las auditorías de seguridad regulares y las pruebas de penetración son esenciales para identificar vulnerabilidades antes de que sean explotadas. Educar a los usuarios sobre las mejores prácticas de ciberseguridad es igualmente importante; capacitarlos sobre los riesgos específicos relacionados con redes Wi-Fi puede reducir la probabilidad de exposición a ataques.

Finalmente, implementar un modelo de seguridad de confianza cero garantiza que el acceso a la red sea tratado como potencialmente riesgoso, requiriendo una verificación continua de dispositivos y usuarios, lo que minimiza el riesgo de accesos no autorizados.

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