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Por motivos de seguridad, es necesario dejar de atender el teléfono.

Los fraudes actuales pueden ser tan simples como contestar una llamada telefónica. Para evitar caer en una próxima estafa, es recomendable dejar que las llamadas entren en el buzón de voz.

En julio, un ejecutivo de Ferrari recibió múltiples mensajes por WhatsApp que parecían provenir de su superior, el CEO Benedetto Vigna. Sin embargo, como no reconocía el número, no podía estar seguro de que realmente era su jefe. Al sentirse inseguro, decidió contestar una llamada de la persona que afirmaba ser Vigna. Aunque el tono sureño italiano del interlocutor coincidía con el del CEO, el ejecutivo todavía sospechaba que había algo extraño, por lo que le hizo una pregunta que solo Vigna podría responder, relacionada con una conversación que habían tenido días antes. “Lo siento, Benedetto, pero necesito identificarte”, dijo el ejecutivo. En ese momento, la llamada se cortó, evitando así un posible fraude significativo.

Este incidente no es aislado. Desde la invención del teléfono, ha existido el intento de engañar a las personas haciéndose pasar por otras. Hoy en día, herramientas de inteligencia artificial vocal permiten a los estafadores replicar voces y hacer creer a las víctimas que están hablando con alguien de confianza. La mayoría de estos ataques ocurren a través de llamadas telefónicas, donde los estafadores utilizan tácticas para presionar a las personas a actuar rápidamente en situaciones estresantes.

Existen estafas conocidas, como aquellas en las que alguien se presenta como miembro de las fuerzas del orden, afirmando que hay una orden de arresto en su contra o exigiendo un pago para evitar problemas legales. La policía no se comunicará con usted de esa forma; si realmente hubiese una orden, irían directamente a su domicilio. Del mismo modo, es poco probable que su proveedor de salud le exija un pago por teléfono sin haber enviado primero un aviso formal. La comisión del FBI afirma que el fraude en el cuidado de la salud afecta a muchas personas, abarcando desde estafadores que se hacen pasar por proveedores de servicios hasta reclamos fraudulentos de deudas inexistentes.

Además, se debe tener precaución con quienes afirman trabajar para su banco o cualquier empresa tecnológica, ya que podrían intentar verificar información personal o solicitar códigos enviados a su dispositivo. La recomendación general es no contestar de inmediato. Es mejor esperar, identificar y luego responder. Algunas estafas son más sofisticadas, como el suplantado de números que parecen legítimos en los identificadores de llamadas y el uso de herramientas de IA para manipular voces, conocidas como "deepfakes". Los estafadores a menudo buscan provocar una reacción haciéndose pasar por familiares cercanos en situaciones de crisis.

Para validar la identidad del llamante, es útil acordar palabras o frases seguras dentro de la familia o con amigos, que solo se usen en situaciones donde se necesite prueba de identidad. Si alguien llama inesperadamente pidiendo información, la mejor opción es no fiarse solo del número que aparece en pantalla. En caso de que su banco le llame, es aconsejable verificar el número a través del teléfono que aparece en su tarjeta. Si una empresa reconocida solicita información que le parece sospechosa, cuelgue y llame directamente usando el sitio web oficial o la aplicación de la compañía.

Para situaciones de seguridad en línea, como recibir una llamada sobre un acceso no autorizado a su cuenta, lo más prudente es verificar en la plataforma correspondiente antes de actuar. La mayoría de las compañías, como Google o Facebook, no llaman sino que utilizan portales de soporte al cliente oficiales. Al igual que el ejecutivo de Ferrari, es vital tomarse un momento para reflexionar y actuar de manera controlada ante un escenario de posible fraude, y quizás, en futuras ocasiones, permitir que las llamadas desconocidas vayan al buzón de voz.

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