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La evolución de los vehículos eléctricos tardará más de lo previsto.

Es probable que la situación continúe siendo inestable e impredecible, y eso está bien.

Aclarando un punto fundamental: a pesar de lo que se ha reportado en algunos medios, las ventas de vehículos eléctricos están en aumento. Aunque recientes titulares señalan que Tesla ha tenido una baja en sus ventas y que Ford está reduciendo su despliegue de vehículos eléctricos, las proyecciones indican un crecimiento. General Motors ha decidido posponer el lanzamiento de su camión eléctrico y frenar inversiones en la minería de baterías, mientras que Hertz está deshaciéndose de su flota de vehículos eléctricos. Aunque varias automotrices están perdiendo millones, incluso miles de millones, tras una aparente estabilización en la demanda de los consumidores después de un primer impulso inicial, las ventas continúan en ascenso.

JD Power estima que para finales de 2024, se habrán vendido 1.2 millones de vehículos eléctricos en Estados Unidos, lo que representa un incremento respecto a los 1 millón del año pasado, constituyendo el 9% de las ventas totales de vehículos. Sin embargo, esta cifra ha sido revisada a la baja, ya que inicialmente se esperaba que alcanzara el 12%.

Denominando este momento como el "caótico medio de la evolución de los vehículos eléctricos", la consultora destaca que las automotrices están ajustando sus estrategias, introduciendo una mezcla más amplia de vehículos, que incluye híbridos y híbridos enchufables (PHEVs). Esta diversificación ha hecho que la situación sea menos predecible. Un notable incremento en el leasing podría facilitar futuras conversiones a vehículos eléctricos. Sin embargo, la preocupación por la infraestructura de carga sigue siendo un obstáculo importante para muchos consumidores, quienes dudan en invertir en un coche nuevo si no tienen garantías sobre la facilidad de mantenimiento de la carga.

En los primeros siete meses de 2024 se vendieron 35,000 vehículos eléctricos de batería adicionales en comparación con el año anterior. Esta cifra incluye tanto a los híbridos como a los PHEVs, evidenciando un problema en las expectativas del mercado. Aquellos que pensaban que las ventas de los vehículos eléctricos reemplazarían directamente a los de combustión interna no habían previsto el auge de los híbridos. Estos últimos compiten por los mismos compradores, lo que provoca que las ventas de vehículos exclusivamente eléctricos enfrenten más desafíos de los anticipados.

La realidad es que muchos consumidores priorizan factores como el precio y la disponibilidad de carga sobre el impacto ambiental al momento de adquirir un automóvil, que suele ser uno de sus bienes más costosos. Los vehículos eléctricos todavía presentan precios elevados; según Kelley Blue Book, el precio promedio de un coche eléctrico en julio de 2024 fue de $56,520, mientras que un vehículo a gasolina se comercializa por un promedio de $48,401.

Además, un estudio reciente de George Washington University revela que los vehículos eléctricos más antiguos se deprecian más rápido que los de gasolina, algunos incluso perdiendo hasta el 50% de su valor en un año. Sin embargo, los modelos más nuevos con mayor autonomía están manteniendo su valor y se acercan a las tasas de retención de los coches a gasolina.

La experiencia de carga también presenta una disparidad significativa. Algunos propietarios disfrutan de una carga óptima con estaciones de carga en casa, mientras que aquellos que dependen de la red pública sufren frustraciones. A pesar de estas dificultades, JD Power muestra una perspectiva optimista sobre el futuro de la carga pública, ya que la satisfacción está creciendo con el tiempo en ambos tipos de carga.

Históricamente, Tesla ha dominado el mercado, lo que ha desvirtuado la conversación sobre ventas y el futuro de los vehículos eléctricos. Sin embargo, cada vez más modelos de diferentes marcas están ingresando al mercado, como los Chevrolet Blazer y Equinox EV, mientras que Hyundai y Kia están prometiendo modelos más asequibles. No obstante, se prevé que la volatilidad persista. Cualquier cambio político significativo, como una posible victoria de Trump en las elecciones, podría poner fin a beneficios fiscales clave, lo que desaceleraría el crecimiento del sector.

La industria automotriz necesita adaptarse a este cambio, ofreciendo opciones más económicas y siendo más flexible ante las necesidades actuales del mercado. La tendencia hacia el vehículo eléctrico puede ser inevitable, pero su desarrollo requerirá tiempo y paciencia.

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