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La comunidad de Bitcoin adopta el espíritu MAGA.

En la Conferencia de Bitcoin, Donald Trump busca atraer tanto inversiones en criptomonedas como el apoyo de votantes de este sector.

Los rumores sobre la participación de Elon Musk en la presentación de Donald Trump durante la conferencia de Bitcoin de 2024 generaron gran expectativa. Musk había prometido donar decenas de millones a un super PAC de Trump y mantenía una cercanía con JD Vance, el candidato a vicepresidente de Trump. Además, su interés en las criptomonedas y los memes lo hacía un personaje fundamental dentro del evento. La atención se centró en su jet, que hacía un descenso sobre Tennessee, haciendo presagiar un momento histórico.

La conferencia de Bitcoin, un evento anual, ha ido creciendo en tamaño y ostentación con cada edición. Mientras que las últimas se llevaron a cabo en Miami, este año se trasladó a Nashville, Tennessee, justo una semana después de la Convención Nacional Republicana. Un compañero de vuelo compartió que nunca se perdía la conferencia, a la que él y sus amigos apodan “el baile de graduación de Bitcoin”, describiendo un fin de semana que combina fiesta y oportunidades de networking. Sin embargo, este año, la dinámica cambió: más de media docena de políticos republicanos se preparaban para hablar ante una comunidad que históricamente se había opuesto al gobierno, mostrando su deseo de captar el apoyo de los asistentes. Trump se convirtió en la figura central, intentando integrar a los libertarios tecnológicos y a inversores en su creciente coalición.

El ambiente estaba cargado de expectativa, pero la logística para recibir a Trump resultó complicada. En el día programado para su discurso, se conoció que el Servicio Secreto canceló una actividad conocida como "Bitcoin Yoga". Los rumores de confusión y malentendidos sobre el evento persistieron mientras los asistentes intentaban dilucidar lo que realmente estaba ocurriendo. A su vez, un periodista de Bitcoin Magazine se dio cuenta de que su mochila, que había dejado en una zona VIP, había desaparecido.

La tensión en el evento se reflejó en la forma en que se manejaban los pases de prensa. Muchos periodistas no recibieron la credencial “verde”, que ofrecía acceso preferencial en las filas de seguridad, lo que llevó a que algunos se sintieran menospreciados. Las publicaciones más grandes y de línea conservadora parecían recibir un trato preferencial sobre las que cubren Bitcoin de manera más regular. Así, surgieron preguntas sobre si la conferencia seguía siendo realmente una celebración de Bitcoin.

Con el avance del día, las expectativas aumentaban en torno al discurso de Trump, que había sido anticipado con muchos rumores sobre posibles anuncios, desde la creación de reservas estratégicas de Bitcoin, hasta la promesa de indultar a Ross Ulbricht, el operador de Silk Road. Consciente del riesgo tras un ataque fallido a Trump en un mitin reciente, la seguridad se incrementó significativamente.

Desde temprano, la fila para ingresar al recinto se extendía más allá de la puerta. Muchos asistentes lucían gorras rojas con lemas pro-Trump y otros productos relacionados. Las tensiones se hicieron evidentes cuando las reglas de seguridad comenzaron a ser estrictas; se prohibió el ingreso de mochilas y alimentos, lo que resultó en una acumulación de pertenencias afuera del edificio. A pesar de los inconvenientes, la pasión de los asistentes no menguó.

Más allá de las complicaciones logísticas, las pláticas dentro de la conferencia se tornaron más políticas de lo esperado, con paneles que criticaban a la administración actual y alababan a Trump como un aliado de las criptomonedas. Sin embargo, la realidad del evento se vio reflejada en las actitudes de los oradores y los asistentes, que abogaban por un cambio en la política hacia las criptomonedas.

Finalmente, Trump subió al escenario con un retraso, y aunque no hizo los anuncios esperados, sus promesas sobre la retención de criptomonedas y el indulto a Ulbricht causaron gran entusiasmo. Sin embargo, la promesa de un plan para una reserva de Bitcoin quedó pendiente, y aunque el público ovacionó, algunos se sintieron decepcionados por la falta de declaraciones decisivas.

La noche concluyó con una recaudación de fondos millonaria para Trump, lo que subrayó la distancia entre sus discursos y las expectativas de los asistentes al evento. La sensación general fue de un evento histórico, pero con un matiz de desencanto entre los entusiastas de Bitcoin que esperaban mayores compromisos. En el aeropuerto, muchos asistentes todavía mostraban su identificación con la conferencia, como un recordatorio de su experiencia en un evento que se movió entre la euforia y la desilusión.

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