Hackers rusos vinculados al ejército enfrentan cargos por ataques a infraestructura crítica
Una investigación ha revelado que los ciberataques maliciosos probablemente forman parte de un esfuerzo coordinado por parte de la GRU.
Un grupo de cinco hackers rusos, vinculados a la Unidad 29155 de la Dirección Principal del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia (GRU), ha sido acusado por los servicios de inteligencia de Estados Unidos. Junto a ellos, se incluye a un hacker civil que trabajaba para el gobierno ruso. Este caso sitúa a la agencia de inteligencia militar rusa en el centro de los ataques a infraestructuras críticas de los estados miembros de la OTAN.
Los cinco miembros del GRU enfrentan cargos relacionados con una serie de ciberataques denominados ‘Whisper Gate’, que se llevaron a cabo en enero de 2022 y que tuvieron como blanco las agencias gubernamentales e infraestructuras de Ucrania. Estos ataques son considerados como un preludio a la invasión rusa de Ucrania.
El Departamento de Estado de Estados Unidos ha ofrecido una recompensa de 10 millones de dólares por información sobre cada uno de los seis sospechosos a través de su programa 'Rewards for Justice'. Se ha informado que el GRU también ha penetrado los sistemas informáticos de otros 26 países de la OTAN que brindaban apoyo a Ucrania, lo que refleja una estrategia que se ha utilizado en múltiples ocasiones anteriormente.
A pesar de la gravedad de los ataques, estos fueron contrarrestados por el mando cibernético de EE. UU. y empresas de ciberseguridad privadas como Microsoft y Google. Gracias a estos esfuerzos, no lograron interrumpir las comunicaciones satelitales ni afectar gravemente las operaciones del gobierno ucraniano, como era la intención.
Funcionarios estadounidenses han mencionado que los miembros del GRU se hacían pasar por hackers criminales al dejar notas de rescate, sin embargo, el objetivo real era destruir cualquier dato obtenido. Según un aviso conjunto, los "actores cibernéticos de la Unidad 29155" parecen tener como metas la recopilación de información para fines de espionaje, el daño reputacional a través del robo y filtración de información sensible, y el sabotaje sistemático mediante la destrucción de datos.
Dado que ninguno de los hackers se encuentra en territorio estadounidense, es improbable que enfrenten consecuencias por los cargos en el corto plazo. Sin embargo, se ha reportado que Estados Unidos ha colaborado con Interpol para hacer que esta acusación tenga efecto.
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