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El telescopio James Webb enfoca su atención en la lejana Galaxia Externa.

Conocida de manera impactante como la Galaxia Exterior Extrema, esta área está situada a una distancia de 58.000 años luz.

Una reciente observación del telescopio espacial James Webb revela una enérgica zona de formación estelar situada en el remoto borde de la Vía Láctea, conocida como la Galaxia Exterior Extrema. Esta región se localiza a 58.000 años luz del centro galáctico, lo que representa más del doble de la distancia a la que se encuentra nuestro planeta. Gracias a los avanzados instrumentos NIRCam (Cámara de Infrarrojo Cercano) y MIRI (Instrumento de Infrarrojo Medio), los científicos han conseguido retratar esta área con gran agudeza, destacando dos nubes moleculares denominadas Nubes de Digel 1 y 2, que albergan cúmulos de hidrógeno propicios para la formación de nuevas estrellas.

Según Natsuko Izumi, investigadora principal de la Universidad de Gifu, esta misión ha permitido profundizar en las características de estas regiones, algo que antes era complicado. "Los datos obtenidos con Webb complementan lo que hemos juntado a lo largo de los años con observaciones previas. Las imágenes de estas nubes son impactantes y han revelado una formación estelar activa junto a chorros de material que no esperábamos ver", expresó.

A pesar de ser parte de la Vía Láctea, estas nubes presentan una baja proporción de elementos pesados y están compuestas principalmente de hidrógeno y helio. Esto las asemeja a pequeñas galaxias enanas o a las condiciones que pudo haber tenido nuestra galaxia en su juventud. Por ello, son escenarios ideales para investigar la formación estelar y comprender mejor cómo nacieron las estrellas en el universo primitivo y los chorros que estas jóvenes estrellas emiten a altas velocidades.

Mike Ressler, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, agregó que el estudio de diferentes regiones de formación estelar ha demostrado que, durante las primeras etapas de vida, las estrellas expulsan chorros de material. "Lo realmente fascinante de los datos de Webb es la presencia de múltiples chorros que se proyectan en diversas direcciones desde este cúmulo de estrellas, como si fuera un petardo", indicó.

Los investigadores planean seguir recolectando datos en estas áreas distantes de la Vía Láctea para comprender mejor los procesos de formación estelar en circunstancias que difieren significativamente de las existentes en regiones más cercanas. Izumi enfatizó su interés por explorar el comportamiento de estos procesos y la dinámica de los chorros obtenidos en Cloud 2.

Por otra parte, el telescopio también ha descubierto la galaxia más remota hasta ahora, denominada JADES-GS-z14-0, que existió solo unos cientos de millones de años tras el Big Bang, destacándose gracias a su corrimiento al rojo superior a 14. Este fenómeno se presenta cuando la luz de objetos distantes es desplazada hacia el extremo rojo del espectro por la expansión del universo, haciendo que su luz se vuelva invisible e infrarroja. Los instrumentos de Webb son especialmente aptos para identificar estas antiguas galaxias, mucho más brillantes y masivas de lo que se esperaba inicialmente, sugiriendo una evolución más rápida de las galaxias hacia tamaños significativos.

El avance en la visión cósmica que proporciona el telescopio James Webb está contribuyendo enormemente a nuestro entendimiento del universo y la formación de sus elementos más primordiales.

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