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Los kioscos desatendidos de Redbox representan un grave riesgo de seguridad.

Las máquinas de kioscos de Redbox podrían aún conservar información privada de sus usuarios, a pesar de que ya se han desactivado.

Han pasado apenas tres meses desde la implosión de Redbox, pero los conocidos quioscos rojos de la empresa podrían convertirse en un problema de seguridad a medida que se vendan al mejor postor. Recientemente, se dio a conocer que un propietario de un antiguo dispensador de DVD y Blu-ray logró acceder a la información personal de los clientes a partir de un archivo cifrado presente en la máquina.

Este archivo no solo contenía información sobre las preferencias cinematográficas de un individuo, sino también datos sensibles como correos electrónicos y direcciones de vivienda. En una publicación en Mastodon, la programadora Foone Turing, quien se describe a sí misma como coleccionista de objetos curiosos, comentó que logró descifrar los archivos de una máquina de Redbox y relacionar la información obtenida con una persona real.

La máquina de la cual extrajo la información estaba ubicada en Morganton, Carolina del Norte. Turing encontró detalles como el nombre del cliente, el código postal y un historial de uso, que incluía alquileres de títulos como The Giver y The Maze Runner. Además, mencionó que logró acceder a parte de la información de tarjetas de crédito de algunos usuarios, aunque no tenía el registro completo. Sin embargo, pudo obtener "los primeros seis y los últimos cuatro dígitos de cada tarjeta utilizada, además de algunos detalles de transacciones menores".

El nivel de conocimiento técnico requerido para descifrar estas máquinas no era alto. Turing describió el código utilizado por Redbox como "el tipo de código que se obtiene al contratar a 20 recién graduados que técnicamente saben C#, pero ninguno ha escrito software antes".

Como dato preocupante, se ha evidenciado que la empresa matriz de Redbox, Chicken Soup for the Soul, no hizo un buen trabajo al borrar la información de las máquinas antes de venderlas, similar a como se venden artículos usados en una venta de garaje. Actualmente, existen más de 24,000 quioscos disponibles, y algunas personas los están comprando y llevándolos a casa. Esto pone en evidencia que, frente a esta situación, pagar un poco más por servicios como Netflix podría no parecer tan malo.