Consejos para dejar de hacer "doomscrolling" utilizando las aplicaciones que ya tienes.
No es necesario bloquear el acceso a ninguna aplicación en tu teléfono. Existe otra alternativa, y es gracias a la capacidad de tu mente.
El fenómeno del "doomscrolling", que se refiere a la práctica de desplazar el dedo en redes sociales consumiendo contenido negativo y estresante, ha cobrado relevancia desde su aparición en 2020. En 2021, surgió un bot en Twitter conocido como Doomscrolling Reminder Bot, creado para ofrecer recordatorios de atención plena en un contexto donde la ansiedad se había vuelto omnipresente. Durante el tumultuoso periodo de la adquisición de Twitter por Elon Musk, el bot alcanzó su mayor número de seguidores, manteniéndose por encima de los 100,000 usuarios incluso tras cesar sus publicaciones en 2023.
Actualmente, la necesidad de un bot para recordarnos que estamos doomscrolling parece innecesaria, ya que la mayoría de las personas que usan redes sociales lo están haciendo sin darse cuenta. La rápida difusión de noticias negativas y la influencia de trolls en los ciclos informativos alimentan este comportamiento, incluso en agregadores de noticias como Google News o Apple News. Inquietantes imágenes de figuras prominentes y situaciones caóticas logran capturar nuestra atención por horas, dificultando la desconexión.
La principal razón detrás del doomscrolling, según la psicoterapeuta Tess Brigham, es la búsqueda de control en un mundo que se siente incontrolable. Sin embargo, consumir constantemente contenido alarmante no nos informa, sino que nos inunda de preocupaciones que pueden afectar nuestro bienestar general y sueño. Por tanto, es esencial reconocer cuándo se ha cruzado esa línea y buscar maneras de interrumpir este ciclo.
Detener el doomscrolling no es sencillo, dado que implica romper la adicción a hábitos basados en la dopamina que, en este caso, están conectados al uso del smartphone. Algunas estrategias incluyen el uso de aplicaciones que limitan el acceso a ciertas plataformas. Sin embargo, estas medidas pueden resultar ineficaces para algunos, quienes pueden sentir un deseo aún mayor de acceso a esas aplicaciones prohibidas.
Para combatir este comportamiento, una técnica es reorganizar la disposición de las aplicaciones en el teléfono, lo que puede reducir la tentación. Por ejemplo, al trasladar las aplicaciones más adictivas a lugares menos accesibles en la pantalla de inicio, se puede facilitar el olvido de su existencia y, por ende, disminuir su consumo.
Además, es clave encontrar alternativas productivas que sustituya el tiempo que se gastaba en redes sociales. Una opción es dedicarse a la lectura, utilizando aplicaciones para ebooks que permitan disfrutar de libros en momentos de ocio. Es un cambio que no solo mejora la calidad del tiempo libre, sino que también fomenta una forma de pensamiento más reflexiva. A medida que se adopta esta práctica, las decisiones y la percepción del mundo pueden volverse más saludables y equilibradas.
Al final, en un entorno en crisis, cultivar hábitos de lectura profunda puede ser una herramienta más eficaz y beneficiosa que cualquier recordatorio proporcionado por un bot.