La destitución de Sam Altman de OpenAI ha capturado la atención cultural.
Las luces se atenuaron mientras cinco actores se acomodaban alrededor de una mesa en un escenario improvisado en una galería de arte de Nueva York que se convirtió en teatro por una noche. Vino
Las luces se atenuaron mientras cinco actores ocupaban sus lugares alrededor de una mesa en un escenario improvisado dentro de una galería de arte de Nueva York, que esa noche se transformó en teatro. Con vino y agua fluyendo en el espacio íntimo, la sala, concurrida por representantes de los medios, se disponía a presenciar el estreno de “Doomers”, la última obra de Matthew Gasda, que se inspira de manera libre en la destitución de Sam Altman como director ejecutivo de OpenAI en noviembre de 2023.
La obra dramatiza los sucesos ocurridos tras el anuncio de Ilya Sutskever, cofundador de OpenAI y exjefe científico, informando a Altman sobre su despido, una decisión tomada por la junta por preocupaciones relacionadas con la gestión de la seguridad de la inteligencia artificial y posibles comportamientos tóxicos del CEO. A pesar de la evidente investigación exhaustiva que Gasda realizó para representar esa noche, el dramaturgo aclaró que su objetivo no era crear un documental, sino utilizar ese contexto como un microcosmos para abordar cuestiones filosóficas más amplias sobre la seguridad y alineación de la inteligencia artificial.
Durante siglos, la humanidad ha forjado mitos y leyendas en torno a sus grandes invenciones y los peligros derivados de su búsqueda. Al igual que Prometeo al robar el fuego o Oppenheimer al dividir el átomo, los seres humanos no pueden resistirse al atractivo de sus propios inventos. Con la obra de Gasda, las artes aportan su voz a la discusión filosófica sobre la rápida innovación tecnológica, incorporando a la tecnología y sus protagonistas en el imaginario social. Gasda expresó que, aunque las humanidades y las artes tal vez carezcan de influencia financiera y tecnológica, poseen el derecho de representar este mundo.
En el guion de Gasda, la empresa ficticia se llama MindMesh, y su CEO egocéntrico volátil recibe el nombre de Seth. En el primer acto, la acción transcurre en la “sala de guerra” de Seth, donde él y su círculo más cercano discuten las razones del despido y las estrategias futuras, cuestionando si el CEO tiene derecho a continuar su búsqueda de tecnología que altere la sociedad. El segundo acto ocurre en la sala de juntas de MindMesh, donde se plantean los temores de los miembros respecto a posibles represalias de Seth y el riesgo de ser superados por una especie competidora. La tensión central de la obra refleja un dilema contemporáneo: la amenaza existencial de la inteligencia artificial frente a su prometida promesa.
Gasda detalla que escribió 35 versiones de esta obra, después de varias visitas a San Francisco y sesiones de escritura estimuladas por energía, hasta llegar a la versión de “Doomers” que se estrena en Nueva York y que se representará en San Francisco en marzo. Conocido por trabajos anteriores como "Dimes Square" y "Zoomers", Gasda buscaba entender los arquetipos de personajes y la psicología de un grupo que no necesariamente se muestra reflexivo. El elenco incluye personajes basados en figuras reales como Sam Altman, la exjefa tecnológica Mira Murati y el cofundador Greg Brockman.
Las preguntas que surgen entre los personajes son relevantes: ¿debería acelerarse el desarrollo de la inteligencia artificial para "ganar"; deberían tomarse pausas para asegurar mejor la seguridad; o incluso detenerlo por completo para proteger a la humanidad? A través de estas discusiones, se cumplen los arquetipos de cada personaje: si hay una elección entre ganar y actuar de manera ética, Seth opta por la victoria. Sostiene que fue despedido "por crear milagros" y argumenta que la alineación sería un "mal uso de un recurso sagrado". Para él, la búsqueda de la excelencia es natural, afirmando que MindMesh es el "sistema inmunológico" del mundo, un AGI benévolo que nos protegerá cuando el "mal" AGI se descontrole.
La historia refleja eventos de hace casi 15 meses y ya la conversación sobre la inteligencia artificial ha variado, con una carrera por la dominación que supera los interrogantes de seguridad. Altman regresó a su puesto tras amenazas de dimisión masivas por parte de los ingenieros de OpenAI. Una nueva junta, dispuesta a permitir que OpenAI se convierta en una estructura con fines de lucro, se ha consolidado bajo su liderazgo.
Las preguntas de seguridad persisten mientras OpenAI se prepara para una ronda de financiación de 40 mil millones de dólares, de la que se espera un valor de 340 mil millones. Al mismo tiempo, resuena el compromiso del expresidente Donald Trump de proteger la inteligencia artificial de cualquier regulación, en medio de una nueva carrera armamentista contra China y la aparición de competidores como DeepSeek. En resumen, la innovación en inteligencia artificial se acelera, justo como el personaje de Seth lo deseaba, y la pregunta sigue siendo si esto es algo positivo o negativo.