La explosión de la nave Starship genera modificaciones en los vuelos.

La etapa más reciente de las pruebas del cohete Starship de SpaceX tuvo lugar el jueves con un séptimo vuelo que no salió como se esperaba. La nave espacial, que en esta ocasión no estaba tripulada, explotó poco después de separarse del propulsor Super Heavy. Las redes sociales se llenaron de imágenes de los escombros que caían sobre el Caribe. Elon Musk, director de SpaceX, mencionó que cada lanzamiento de Starship garantiza "entretenimiento". Sin embargo, la Administración Federal de Aviación (FAA) consideró el evento más problemático que divertido. La agencia tuvo que informar a los pilotos sobre una "zona peligrosa debido a escombros del cohete Starship". Esto resultó en que varios vuelos, incluidos los de JetBlue, Spirit y FedEx, desviaran su trayectoria. Hasta el momento, las aerolíneas no han hecho declaraciones sobre la alteración de sus operaciones.

Más adelante, la FAA confirmó que tomó medidas para ralentizar y desviar temporalmente las aeronaves en la zona donde cayeron los restos. A pesar de lo insatisfactorio del resultado del vuelo de Starship, el propulsor Super Heavy pudo regresar exitosamente al lugar de aterrizaje y anclarse en la torre de lanzamiento. SpaceX indicó que perdió contacto con la nave poco después de la separación, y está investigando las causas de la desintegración. Si el vuelo hubiera transcurrido como estaba planeado, la Starship habría aterrizado en el Océano Índico aproximadamente una hora después del lanzamiento.

La NASA planea incorporar la Starship en misiones hacia la Luna y potencialmente Marte en el marco del programa Artemis. En un comentario reciente, Bill Nelson, que pronto dejará su puesto como jefe de la NASA, felicitó a SpaceX por el vuelo de prueba y destacó la importancia de estas pruebas para el futuro de la exploración lunar y marciana.