Cinco formas en que las nuevas políticas de Trump influirán en los vehículos eléctricos en Estados Unidos.
El presidente se encuentra ocupado firmando órdenes ejecutivas que podrían perjudicar a los vehículos eléctricos.
Desde su llegada a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha manifestado sus intenciones de revertir las políticas relacionadas con los vehículos eléctricos (EV) instauradas por la administración de Biden. Durante su discurso ante una multitud en Washington DC, Trump anunció la revocación de "80 acciones ejecutivas destructivas y radicales" de su predecesor, enfatizando que "Estados Unidos no sabotearemos nuestras propias industrias mientras China contamina sin consecuencia".
Entre las medidas que se espera puedan impactar negativamente la adopción de vehículos eléctricos en el país, Trump ha señalado la eliminación de "subsidios injustos y otras distorsiones de mercado impuestos por el gobierno que favorecen a los EV sobre otras tecnologías". Esta posición implica una posible reducción o eliminación de los créditos fiscales federales para la compra de vehículos eléctricos. La disminución de las regulaciones sobre las emisiones de los automóviles de combustión interna y el impulso a nuevos proyectos de perforación de petróleo sugieren que los vehículos a gasolina continuarán siendo opciones más asequibles en el futuro inmediato.
Asimismo, la expansión de la infraestructura de carga para vehículos eléctricos se verá afectada. Las asignaciones de fondos para estaciones de carga, a través de programas como el National Electric Vehicle Infrastructure Formula Program, estarán en pausa mientras la administración revisa sus procesos y políticas. Esto podría llevar a un estancamiento en la implementación de nuevas estaciones de carga públicas y dejar la responsabilidad de la infraestructura de carga a los propietarios de vehículos eléctricos individuales.
En el ámbito comercial, la administración de Biden ya había impuesto grandes aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en China, limitando así las opciones más asequibles para los consumidores estadounidenses. Aunque no está claro si estas políticas se mantendrán bajo Trump, él ya ha amenazado con aplicar un arancel del 25% a vehículos provenientes de México y Canadá, dos regiones clave en la fabricación y exportación de vehículos eléctricos. Este arancel podría afectar severamente la industria automotriz canadiense, donde una gran mayoría de vehículos y piezas son exportados a Estados Unidos.
Trump también ha declarado una "emergencia nacional energética", lo que lleva a su administración a suspender el arrendamiento offshore de energía eólica en ciertas áreas, citando preocupaciones sobre la vida marina. Esta decisión podría dificultar aún más la capacidad de los propietarios de vehículos eléctricos para cargar sus autos utilizando fuentes de energía renovable, lo que limitaría los beneficios ambientales asociados con la propiedad de estos vehículos.
En resumen, las acciones del nuevo presidente apuntan a una desaceleración en la adopción de vehículos eléctricos y a una disminución en la inversión y la innovación relacionadas con esta tecnología, dejando a los fabricantes de automóviles tradicionales en una búsqueda de ganancias rápidas, lo que puede resultar en un retraso en la adopción de energías limpias frente a la competencia, particularmente de empresas chinas que han avanzado significativamente en este mercado.