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Trump Afirma que Puso Fin al 'Mandato de Vehículos Eléctricos'. ¿Qué Implica Esto?

Los expertos en políticas advierten que las consecuencias de la orden ejecutiva de Donald Trump para los propietarios de vehículos eléctricos, así como para aquellos interesados en ellos, no serán evidentes por algún tiempo.

Durante su campaña, el presidente Donald Trump afirmó que eliminaría el "mandato de vehículos eléctricos". Esta afirmación resurgió en un decreto ejecutivo que firmó el lunes, poco después de asumir el cargo. Sin embargo, es importante señalar que en Estados Unidos nunca ha existido un mandato formal que obligue a los compradores a optar por vehículos eléctricos. La administración anterior intentó implementar incentivos y regulaciones para fomentar el interés en los vehículos eléctricos tanto entre los fabricantes como entre los consumidores.

El nuevo decreto busca deshacer esas iniciativas, aunque el impacto inmediato de esta decisión no está claro y puede llevar tiempo entender sus verdaderas implicaciones. Expertos en el tema indican que los elementos relacionados con los vehículos eléctricos en el decreto parecen más un mensaje político que una acción concreta. Timothy Johnson, profesor de energía y medio ambiente, señala que aún no está claro qué acciones podrá realizar la nueva administración de forma inmediata.

A pesar de esto, los fabricantes de automóviles continuarán produciendo y vendiendo vehículos eléctricos, y los consumidores seguirán teniendo la opción de comprarlos. Se espera que entren en vigor estándares de emisiones más estrictos a finales de 2026, y considerando que la planificación y fabricación de un automóvil suele tomar alrededor de cinco años, es probable que los vehículos que cumplan con esos nuevos estándares ya estén en desarrollo.

Aunque algunas empresas automotrices han reducido sus compromisos en relación a la producción de vehículos eléctricos, la tendencia hacia la electrificación continúa. El panorama futuro para la industria automotriz de Estados Unidos no es del todo claro, especialmente mientras otros gobiernos optan por políticas que favorecen los vehículos eléctricos. Críticos advierten que esto podría llevar a la industria estadounidense a observar más de cerca lo que ocurre en el sector automotriz de China durante esta transición.

Un aspecto seguro en el futuro de los vehículos eléctricos en EE. UU. es el aumento de litigios. El decreto firmado el lunes exige a las agencias gubernamentales revisar sus regulaciones sobre vehículos eléctricos y evaluar si estas son "excesivamente gravosas" y restringen la elección del consumidor. Dichas agencias deben presentar informes al respecto en un plazo de 30 días. Esto podría dar inicio a un proceso burocrático, ya que cualquier intento de anular regulaciones requerirá cumplir con un proceso público que incluye la publicación de nuevas reglas y la recepción de comentarios.

La forma más directa que podría tener la Casa Blanca para aflojar las regulaciones sobre la producción de vehículos eléctricos sería enfocándose en las normas de eficiencia de combustible y emisiones. Estas regulaciones obligan a los fabricantes a alcanzar ciertos niveles de eficiencia de combustible y a limitar los contaminantes emitidos. Uno de los métodos más fáciles para cumplir con estos objetivos es aumentar la venta de vehículos eléctricos, que no utilizan combustible fósil ni emiten contaminantes.

Otro punto que podría ser objeto de atención por parte de la administración es el programa de subsidios, incluidos los créditos fiscales que benefician a los compradores de vehículos eléctricos. Si bien el decreto no menciona explícitamente esta política, los cambios en este programa requerirían el respaldo del Congreso. Aunque la administración podría intentar cesar la entrega de estos créditos a través del Departamento del Tesoro, eso probablemente desencadenaría litigios.

El decreto también se enfoca en los programas de financiamiento para la construcción de infraestructuras de carga de vehículos eléctricos, que totalizan más de $7 mil millones como parte de la Ley de Infraestructura Bipartidista de 2021. El orden exige a las agencias que suspendan la distribución de estos fondos mientras determinan si fueron asignados de manera "coherente". Gran parte de este financiamiento ya se ha distribuido a los estados, que han establecido contratos con empresas para realizar la instalación de cargadores, lo que sugiere que podría ser complicado detener estas iniciativas.

En cuanto a California, el estado tiene el derecho desde la década de 1970 de establecer sus propias regulaciones ambientales, incluidas las relacionadas con los vehículos. La intención del decreto es que la administración de Trump busca “terminar” con esta capacidad del estado, justo en el momento en que California planea prohibir la venta de automóviles de gasolina nuevos para 2035. Para que esto suceda, la EPA tendría que revocar la excepción otorgada a California, lo que sin duda enfrentará desafíos legales, tal como ocurrió durante la administración anterior.