Facebook cumple 20 años: así transformó la red social nuestra forma de relacionarnos.
¿Todavía hay personas auténticas en Facebook?
En febrero de 2004, Mark Zuckerberg, un joven de 19 años que lucía sandalias de goma, lanzó un directorio en línea de estudiantes de Harvard. En aquellos tiempos, Internet aún tenía una sensación de familiaridad y se centraba más en localizar páginas web que en conectar a las personas. Sin embargo, pronto se constató que la red era una herramienta efectiva para unir a individuos. Más de 1,000 estudiantes de Harvard se registraron en TheFacebook.com en sus primeras 24 horas. La plataforma comenzó a difundirse rápidamente por el campus gracias al boca a boca. Para finales de 2004, varias universidades habían adoptado Facebook, alcanzando un millón de usuarios mensuales, aunque Myspace tenía una base de usuarios aún mayor, que no se mantuvo por mucho tiempo.
Antes de Facebook existían otras redes sociales, pero ninguna logró capturar la esencia de lo que Zuckerberg y sus compañeros habían creado. La versión de Facebook en 2004 era bastante simple, lo cual resultó ser una ventaja. Permitía buscar a otros usuarios y ver toda la información que decidieran compartir sobre sí mismos. Los usuarios podían enviar solicitudes de amistad y "pokes", una especie de empujón digital que precedió al "me gusta". Esta interacción era, de cierta manera, intrigante y contribuyó a su éxito. Para quienes tenían una cuenta en 2004, Facebook era un lugar repleto de conocidos del entorno escolar, o de personas a las que deseaban conocer.
La política de Facebook acerca de usar nombres reales y correos electrónicos .edu dificultaba el anonimato, lo que generaba un entorno nuevo y emocionante que aún no era consciente de las implicaciones de compartir aspectos de la vida con el mundo. No fue hasta marzo de 2008 que creé mi cuenta, un par de años después del lanzamiento del News Feed, que permitía ver actualizaciones constantes de amigos y que sirvió como modelo para muchas otras plataformas. No es exagerado afirmar que el concepto de News Feed transformó la dinámica de interacción entre las personas, pasando de un intercambio uno a uno a un flujo constante de información.
Recuerdo que fui el primero de mi clase en tener un perfil, pero rápidamente convencí a varios amigos para que se unieran, ya que Facebook dependía de la red de contactos para ser verdaderamente valioso. Con el tiempo, la plataforma se convirtió en el medio para mantenernos actualizados, expresar nuestra identidad y, significativamente, para coquetear. En aquel entonces, enviar una solicitud de amistad era el equivalente a un acercamiento digital.
A los pocos años, parecía que todos estaban en Facebook: padres, maestros, hermanos y marcas. La red social entendió rápidamente que monetizar la interacción a través de anuncios sería su mejor modelo de negocio. La misión de Zuckerberg era conectar al mundo y logró financiarla al construir una de las máquinas publicitarias más rentables de la historia. Sin embargo, a medida que el dinero se volvió más influyente, la idea original de estar en contacto con conocidos empezó a volverse en contra de los usuarios. Al crecer, muchos se dieron cuenta de que el registro digital de nuestras vidas podía ser usado en su contra, convirtiendo lo que antes era liberador en un riesgo.
Hoy en día, mi interacción con Facebook se limita mayormente a la función de Recuerdos, la cual reviso de vez en cuando después de limpiar las interminables notificaciones que habitualmente ignoro. Suelo eliminar casi todo el historial de mi perfil, excepto por algunas publicaciones nostálgicas. Cuanto más retrocedo, más mundanas se tornan las entradas. Recuerdos de hace catorce años, como un "check-in" en Whole Foods con Gowalla o una actualización de estado diciendo que estaba escuchando a Weezer. Aunque ahora parece trivial compartir esos momentos, es reconfortante recordar cuando compartíamos más de nuestras vidas con personas que realmente conocíamos.
La naturaleza de las redes sociales ha cambiado; ahora se enfocan más en el contenido que en conectar con amigos. Los videos breves recomendados por algoritmos se vuelven más atractivos y más fáciles de monetizar que las publicaciones destinadas a cercanos. Aunque ese tipo de interacción aún ocurre en línea, ya no se da en Facebook, ni en espacios públicos. En 2019, Zuckerberg reconoció que las conversaciones entre personas se estaban desplazando del News Feed a hilos de chat. Para comodidad de su visión, ya había adquirido WhatsApp por 16 mil millones de dólares. Esto indica que el futuro de Facebook se distancia cada vez más de los elementos que lo hicieron exitoso hace 20 años. Los ejecutivos de Meta afirman que ahora su propósito es el "descubrimiento social", una noción que se centra menos en encontrar amigos cercanos y más en descubrir nuevos videos. Además, Zuckerberg anticipa que el contenido generado por inteligencia artificial inundará las redes sociales, desplazando aún más a los humanos. Pronto, podría parecer que las personas que conoces ya no están en Facebook, o que simplemente no quedan personas en la plataforma.