Taiwán acusa a empresas chinas de atraer a sus ingenieros tecnológicos.
Ocho empresas chinas de semiconductores han sido acusadas de captar de manera ilegal talento especializado.
Una investigación sobre empresas chinas dedicadas a la fabricación de chip ha revelado que ocho de estas compañías podrían estar infringiendo la legislación taiwanesa. Este hecho es parte de una tendencia global centrada en el desarrollo de tecnologías esenciales para áreas como la inteligencia artificial, la telefonía y la automoción.
Entre las empresas mencionadas se encuentra Naura Technology Group, un proveedor clave para Semiconductor Manufacturing International Corp, la principal fabricante de chips de China. Naura ha rechazado las acusaciones, defendiendo que su oficina en Taiwán fue establecida de acuerdo con las normas y regulaciones locales. A pesar de las afirmaciones de los responsables de estas compañías, las principales agencias de inteligencia de Taiwán han encontrado evidencias de contrataciones ilícitas de ingenieros para fortalecer la capacidad de fabricación de semiconductores en China.
En términos de mercado, Taiwán representa el 68% de la industria de semiconductores a nivel global. Sin embargo, China lidera en gasto para el desarrollo de tecnologías de fabricación de chips, invirtiendo más que Estados Unidos, Taiwán y Corea del Sur juntos, y se proyecta que alcanzará los 50 mil millones de dólares en gastos en equipo semiconductor en el futuro próximo. Aún así, la industria china no ha logrado desarrollar los chips más avanzados, especialmente aquellos utilizados en aplicaciones militares.
La competencia por el desarrollo y la fabricación de chips forma parte de un panorama más amplio. La influencia estratégica de la tecnología en el ámbito geopolítico se ha vuelto cada vez más evidente, con Estados Unidos y China luchando por ser las potencias tecnológicas predominantes. En respuesta, Estados Unidos ha tratado de unir a sus aliados, como Japón, para imponer restricciones a las importaciones hacia China para frenar su progreso. Japón se encuentra bajo presión para alinearse con los objetivos de política exterior de Estados Unidos, restringiendo la venta de chips de alta gama.
Con el crecimiento de la influencia tecnológica tanto de Estados Unidos como de China, se espera que la expansión de la fabricación de chips continúe, manteniendo la experiencia en desarrollo como un recurso de gran valor.
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