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La app de citas Raya no es tan exclusiva como se cree.

Quiero decir, me dejaron entrar allí, así que ¿qué tan exclusivo puede ser?

Las aplicaciones de citas han proliferado en los últimos años, y muchas personas consideran que invertir dinero en ellas puede ser un golpe bajo, pero la realidad del mundo del amor digital puede ser complicada. Hombres solitarios y mujeres cansadas de ciertas actitudes masculinas impulsan una búsqueda por soluciones más "exclusivas". Un ejemplo es Raya, conocida como la "aplicación de citas de celebridades", la cual promete ofrecer una comunidad de profesionales atractivos y con éxito. Sin embargo, esta oferta viene con un coste mensual de $25.

Mi experiencia en Raya comenzó con una espera de diez días para ser aceptado, y mi meta era descubrir si realmente estaba llena de influencers de TikTok. Para mi sorpresa, no encontré a muchos, y la atmósfera de la aplicación era más parecida a la de Tinder que a la de un entorno glamuroso. Me parecía que había alcanzado un punto crítico en la saturación de aplicaciones de citas.

Raya se presenta como un sitio de membresía exclusiva, donde la entrada es más exigente que la de otras plataformas. La inscripción requiere recomendaciones y un sistema de aprobación que incluye la revisión de tu presencia en Instagram. Una vez dentro, el contenido se compone de perfiles de personas de éxito en sus respectivas carreras, como modelos y músicos. Además de la cuota mensual, hay un enfoque firme en la privacidad, ya que la aplicación prohíbe compartir información o hacer capturas de pantalla.

La posibilidad de interactuar con celebridades también atrae a muchos. Un incidente notable ocurrió en 2021 cuando Nivine Nash, una usuaria de TikTok, compartió que había tenido una coincidencia con Ben Affleck. Este tipo de historias pone de relieve que incluso las grandes estrellas utilizan estas plataformas para conectar con otros.

Sin embargo, el estigma de exclusividad que rodea a Raya podría estar sobrevalorado. Se dice que solo alrededor del ocho por ciento de los solicitantes son aceptados, lo que la hace parecer más selectiva que una escuela de negocios de élite. Pero, tras mi experiencia, sentí que la realidad era menos deslumbrante de lo que se publicita.

Para unirme, completé una solicitud sencilla que pedía información básica y mi usuario de Instagram. Aunque mi cuenta no era particularmente destacada, la aprobación llegó en diez días. Al comenzar a navegar en la aplicación, encontré un panorama bastante general, con muchos perfiles de consultas y de aspirantes a actores, lejos de las celebridades que esperaba. Además, no encontré una diversidad significativa en los perfiles, lo que contradice lo que la administración asegura sobre su comunidad.

Aunque el acceso a una base de usuarios verificados es un aspecto positivo de Raya —contrario a otras aplicaciones más descontroladas—, la experiencia general no se siente tan exclusiva. Esto es especialmente cierto fuera de grandes ciudades como Nueva York o Los Ángeles, donde la posibilidad de conocer a una celebridad es bastante rara, y la falta de filtros de ubicación complica aún más el escenario.

Al final, aunque Raya ofrece una sensación de privacidad y un entorno más seguro en comparación con otras aplicaciones, el costo de $25 al mes puede no justificarse realmente. La experiencia puede parecer más cercana a una versión costosa de Tinder que a la "casa de miembros" que algunos influyentes propagan en sus redes.

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