Hola, has llegado aquí porque comparaste la edición de imágenes con inteligencia artificial con Photoshop.
Las consecuencias podrían ser incluso más graves, de hecho.
El debate sobre el impacto de las herramientas de edición y generación de imágenes por inteligencia artificial (IA) en la confianza pública en las fotografías es cada vez más relevante. Existe una preocupación creciente de que estas tecnologías puedan ser utilizadas para manipular imágenes de tal forma que afecte nuestra percepción de la realidad. A continuación, se presentan argumentos comunes que se han usado para contrarrestar estas inquietudes, acompañados de reflexiones sobre su validez.
Uno de los argumentos más frecuentes es que "ya se puede manipular imágenes así en Photoshop". Aunque esta afirmación puede sonar válida, es una simplificación exagerada. Editar una foto manualmente en aplicaciones como Adobe Photoshop requiere acceso a software especializado, que puede ser costoso, y muchas personas no tienen la experiencia necesaria para hacer ediciones complejas. Además, el tiempo y el esfuerzo que se necesitan para obtener resultados aceptables son significativos. A diferencia de esto, herramientas emergentes en smartphones permiten una edición rápida y sorprendentemente efectiva, como la función "Reimagine" en el Google Pixel 9, donde se puede añadir elementos en cuestión de segundos. Esto señala una reducción dramática en las barreras de entrada para la manipulación de imágenes.
Otro argumento común es que "las personas se adaptarán a esto como una nueva normalidad". Sin embargo, la capacidad de detectar imágenes falsas varía enormemente entre las personas. Muchos no están familiarizados con las señales que indican que una imagen ha sido manipulada, por lo que, a medida que la tecnología avanza y mejora la naturalidad de las imágenes generadas por IA, es más difícil discernir lo real de lo falso. Esta evolución genera un ambiente donde las personas deben ser cautelosas con cada imagen que ven, abriendo la puerta a la desinformación.
Adicionalmente, algunos argumentan que "Photoshop también representó un avance tecnológico y no hemos sufrido consecuencias irreparables". Aunque Photoshop permitió un nuevo nivel de manipulación, también creó problemas sociales persistentes, como estándares de belleza inalcanzables que afectan desproporcionadamente a las mujeres. Con el surgimiento de herramientas más accesibles, como Facetune, la presión por ajustarse a esos estándares se ha intensificado, afectando a usuarios de diversas edades y géneros. Además, la manipulación de imágenes ha tenido repercusiones en la confianza hacia el periodismo visual y ha contribuido a narrativas perjudiciales.
Finalmente, la idea de que "las leyes se implementarán para protegernos" enfrenta una serie de desafíos. Crear regulaciones efectivas en torno a la producción y distribución de imágenes editadas es complicado y requiere un balance entre la protección de la información y la libertad de expresión. A medida que las grandes empresas tecnológicas avanzan en la era de la IA, es evidente que la regulación está rezagada, lo que ha resultado en abusos de esta tecnología. La falta de garantías adecuadas antes de que estas herramientas se volvieran accesibles plantea preocupaciones serias sobre su uso responsable.
Las herramientas de IA están transformando radicalmente el paisaje de la edición de imágenes, y es esencial que se analicen sus impactos sociales y éticos para asegurar un uso responsable y consciente de las mismas.
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