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Con el Polestar 3 a solo "semanas" de su lanzamiento, el CEO busca hacer la empresa "autosuficiente".

Thomas Ingenlath parece estar disfrutando al máximo de su Polestar 3, acelerando con rapidez desde los altos y tomando curvas cerradas con agilidad.

Thomas Ingenlath, CEO de Polestar, se muestra entusiasmado mientras conduce el nuevo Polestar 3, disfrutando de su desempeño al sortear señales de alto y tomar curvas enérgicamente. A sus 59 años, transmite una vitalidad que parece contrarrestar su edad, mientras comenta sobre las capacidades de este SUV, que combina confort y un manejo cautivador, algo que los clientes de los modelos anteriores, el híbrido Polestar 1 y el eléctrico Polestar 2, han llegado a apreciar. Con un traje en tonos neutros que casi se confunde con el interior claro del vehículo, la única nota de color es el cinturón de seguridad amarillo que lleva puesto, reflejando la estética minimalista y de alta gama del Polestar 3.

Este modelo representa un avance significativo para la marca en el mercado estadounidense. Aunque el vehículo que Ingenlath conduce fue fabricado en China, los primeros SUV Polestar 3 ensamblados en Estados Unidos ya están saliendo de la planta en Ridgeville, Carolina del Sur. Esta planta, que ha producido vehículos para Volvo (también de propiedad de Geely Holding de China), se convierte en un nuevo hogar para Polestar en su expansión por EE. UU., en medio de desafíos como los aranceles recientemente impuestos a los vehículos eléctricos provenientes de China. Ingenlath, confiado, menciona que la producción del Polestar 3 se encuentra "en territorio seguro," aunque también reconoce la incertidumbre de la demanda de vehículos eléctricos en EE. UU., la cual espera evolucione con el tiempo.

El CEO expresa que desearía que la adopción de vehículos eléctricos fuera más rápida, pero también anhela una política más estable en el país, ya que la inconsistencia puede interferir con las decisiones económicas a largo plazo, vitales para el desarrollo de automóviles que requieren años de planificación. Por otro lado, Polestar ha enfrentado otros retos, como la venta de una parte considerable de sus acciones por parte de Volvo a principios de 2024. Ingenlath minimiza la importancia de este cambio, señalando que Volvo aún posee alrededor del 18% de la empresa, lo que les otorga un interés significativo en su desempeño.

Para garantizar su capacidad operativa, Polestar ha buscado un préstamo de $1,000 millones. Ingenlath explica que este cambio en la propiedad no ha alterado la gestión de la compañía; sin embargo, recalca la necesidad de demostrar su capacidad de ejecución a los bancos, garantizando que los nuevos modelos salgan al mercado con éxito.

El Polestar 3 es clave para el futuro de la empresa. A diferencia del Polestar 2, que compite en un mercado estadounidense dominado por SUV, este modelo ofrece un diseño más espacioso y versátil, con un precio inicial de $73,400. La compañía espera que el crecimiento en las ventas pave el camino para futuros lanzamientos, como el Polestar 4 y el Polestar 5, programados para su llegada en los próximos años. Ingenlath señala que la tecnología compartida con Volvo es esencial, especialmente en áreas como los sistemas de asistencia al conductor, que se desarrollan colaborativamente.

Asimismo, Polestar ha integrado Android Automotive en su sistema de información y entretenimiento, una asociación que, a pesar de las dudas iniciales, ha sido bien recibida por sus clientes. Ingenlath afirma que el verdadero avance para Polestar será el lanzamiento tan esperado del Polestar 3, que se espera suceda en cuestión de semanas.

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