Cancelan un experimento controvertido para enfriar artificialmente la Tierra: lo que sabemos sobre las razones.
Los investigadores no se pusieron en contacto con los líderes indígenas que se oponían al plan.
Tras varios años de trabajo, los investigadores de Harvard han decidido cancelar un proyecto que buscaba probar una teoría controvertida para enfriar el planeta mediante el envío de partículas reflectantes de luz al espacio. Miembros de un comité asesor independiente, encargado de abordar cuestiones éticas y de seguridad relacionadas con el proyecto, han compartido sus aprendizajes tras la fallida iniciativa.
Un análisis de políticas publicado en la revista Science destaca la importancia de involucrar a las comunidades locales antes de llevar a cabo experimentos de este tipo, particularmente aquellos con posibles consecuencias globales. Este estudio refuerza recientes llamados a establecer políticas que protejan contra efectos secundarios no deseados.
Hasta hace poco, la idea de reflejar la luz solar para combatir el calentamiento global, conocida como geoingeniería solar, se consideraba más una fantasía científica que una opción viable. Sin embargo, con el agravamiento de la crisis climática, el tema ha comenzado a recibir un debate más serio en el ámbito académico. Algunos investigadores, apoyados por inversores de Silicon Valley, desean poner esta teoría en práctica, y la urgencia por establecer normativas adecuadas es cada vez mayor.
El estudio afirma que la participación pública es esencial, incluso si no se perciben efectos inmediatos del experimento. Esto es importante dado el impacto a largo plazo que puede tener en diversas comunidades. Harvard había iniciado el proyecto SCoPEx (Stratospheric Controlled Perturbation Experiment) en 2017, con la intención de realizar un experimento exterior que utilizara partículas reflectantes para entender riesgos y beneficios asociados a la geoingeniería solar. El plan era liberar aerosoles en la estratosfera a través de un globo y luego recoger datos. Sin embargo, este plan no se concretó.
En 2021, se había previsto realizar un vuelo de prueba de ingeniería sin liberar partículas en Suecia, pero se canceló tras la fuerte oposición de líderes indígenas locales, especialmente del Consejo Saami. Este consejo expresó su descontento por no haber sido consultado previamente sobre la iniciativa, lo cual fue considerado importante ante las controversias en torno a la geoingeniería solar.
A pesar de que algunos miembros del comité asesor creían que el vuelo podría llevarse a cabo sin consultas previas al no haber liberación de partículas, la decisión de avanzar ante la falta de preocupaciones ambientales significativas fue debatida. El Consejo Saami finalmente envió una carta exigiendo la cancelación del vuelo, argumentando que era inaceptable proceder sin haber involucrado a las comunidades locales.
La oposición a la geoingeniería solar es clara entre muchos activistas, quienes la consideran una "falsa solución" ante el cambio climático. Hay preocupaciones sobre los posibles efectos adversos, tales como el incremento de la lluvia ácida o el empeoramiento del agujero en la capa de ozono, así como el riesgo de que este tipo de intervenciones desincentiven la transición hacia energías limpias.
Después de recibir la carta del Consejo Saami, el comité asesor recomendó la cancelación del vuelo de prueba, y en marzo de 2023, Harvard comunicó que había suspendido y posteriormente cancelado el proyecto. Los líderes del proyecto reconocieron que enfrentaron dificultades tanto por la atención mediática como por los llamados del comité asesor para involucrar formalmente al público.
El análisis de políticas sugiere que no basta con un comité ad hoc para supervisar de manera efectiva la investigación en geoingeniería en el futuro. Las conversaciones sobre la coordinación de la gobernanza de la investigación ya han comenzado en la Comisión Europea y en la Asamblea de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, aunque hasta ahora no han dado lugar a nuevas políticas concretas.
Mientras tanto, el interés por iniciativas de geoingeniería más pequeñas ha aumentado, generando preocupaciones. Un reciente intento por parte de una startup de geoingeniería de liberar dióxido de azufre en la atmósfera ha sido calificado de "irresponsable" y desvinculado de cualquier búsqueda científica legítima. Esto ha llevado a llamados para regular futuras investigaciones o, en algunos casos, detener por completo la geoingeniería solar, enfatizando la necesidad de incluir a las comunidades en estos procesos.
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