Cover Image for RFK Jr. Aspira a Transformar la Política de Salud en Estados Unidos. Buena Suerte con Eso.

RFK Jr. Aspira a Transformar la Política de Salud en Estados Unidos. Buena Suerte con Eso.

Robert F. Kennedy Jr. afirma que implementará importantes transformaciones en el gobierno de Estados Unidos si Donald Trump resulta electo. Sin embargo, podría enfrentar dificultades para llevar a cabo estas modificaciones, independientemente del cargo que ocupe.

Durante un mitin en el Madison Square Garden de Nueva York, el expresidente Donald Trump expresó que permitirá que Robert F. Kennedy Jr. se exprese abiertamente sobre temas de salud, tanto en la alimentación como en los medicamentos. Kennedy, un exdemócrata, interrumpió su campaña presidencial en agosto y mostró su respaldo a Trump. Desde entonces, ha lanzado la campaña "Make America Healthy Again", que busca abordar enfermedades crónicas, una iniciativa que Trump ha comenzado a adoptar en las últimas semanas.

La postura de Kennedy contra las vacunas y su tendencia hacia teorías conspirativas generan preocupación entre expertos y exfuncionarios del gobierno sobre cómo sus opiniones podrían influir en la agenda de salud del país. Kennedy ha hecho declaraciones infundadas sobre la seguridad de las vacunas y ha promovido tratamientos no comprobados para Covid-19, como el ivermectina y la hidroxicloroquina. En su campaña, ha criticado los aceites vegetales, atribuyendo diversas condiciones de salud crónicas a su uso en alimentos procesados.

El impacto que Kennedy podría tener en la política de salud nacional dependerá de su posición en una potencial administración Trump. Aunque Trump no especificó su posible rol durante el evento del domingo, se reportó que Kennedy afirmó que Trump le había prometido el control de las agencias de salud públicas. Sin embargo, representantes de la campaña de Trump indicaron que aún es prematuro discutir nombres para una segunda administración.

Se ha especulado que Kennedy podría ser considerado para liderar el Departamento de Salud y Servicios Humanos, puesto que abarca a 80,000 empleados federales, o alguna de sus agencias, como la FDA o los CDC. Esto representaría un cambio respecto a las elecciones de salud anteriores, que solían ser figuras con experiencia en el gobierno o en salud pública.

Amaryllis Fox Kennedy, directora de campaña y nuera del ex candidato, comentó que la misión de Kennedy es acabar con los conflictos y la corrupción en las agencias, asegurando que toda prueba sea realizada por científicos no vinculados a intereses económicos. Aunque el NIH ya requiere que se publicen los resultados de ensayos clínicos financiados por ellos, la preocupación persiste sobre cómo sus opiniones podrían afectar estos procesos.

Jerome Adams, ex cirujano general de EE. UU., explicó que, si bien Kennedy podría ser nombrado para un puesto importante en salud pública, su falta de formación médica y posturas controvertidas podrían obstaculizar su ascenso. La aprobación del Congreso es necesaria para estos cargos, y su postura podría ser un impedimento. Sin embargo, si los republicanos obtienen el control del Senado, esto podría cambiar.

Si llegara a ser nombrado comisionado de la FDA, Kennedy tendría influencia sobre el presupuesto y las prioridades de la agencia, lo que podría traducirse en la implementación de funcionarios que compartan su visión. Aunque el comisionado no tiene la última palabra en la aprobación de nuevos medicamentos, la presión política puede influir en ese proceso. Además, podría nombrar miembros de comités asesores de la FDA que hace recomendaciones sobre aprobaciones de fármacos.

Kennedy también está considerando el cargo de secretario de agricultura. Ha prometido abordar problemas relacionados con la agricultura industrial y la reducción de pesticidas, presentando su campaña como un desafío a los intereses corporativos del sector agrícola. Sin embargo, su trayectoria como activista ambiental podría complicar su nominación, ya que se podría cuestionar su idoneidad ante el Congreso.

Aunque podría no tener la capacidad de influir de manera significativa en la regulación de pesticidas, su intención de “armar” otros organismos contra la agricultura química, y su deseo de revisar las guías dietéticas de EE. UU., podrían acentuar su impacto. Sin embargo, los expertos creen que las posturas más extremas de Kennedy probablemente se verían restringidas por la burocracia existente.

La posibilidad de que un escéptico de vacunas y teórico de la conspiración ocupe un puesto tan alto plantea serias preocupaciones sobre la dirección de las políticas de salud en caso de una segunda administración de Trump.