Volante de carreras o controlador: ¿cuál es la mejor opción?
¿Cuál de ellos te permitirá obtener el tiempo de vuelta más rápido?
Al considerar la experiencia de jugar juegos de carreras, muchos entusiastas se enfrentan a la disyuntiva entre utilizar un volante de carreras o un controlador. La elección que se haga puede transformar significativamente la forma en que se juega, proporcionando un nivel de inmersión único, especialmente al recorrer pistas icónicas como el Nürburgring Nordschleife.
Es importante tener en cuenta que, aunque los volantes de carreras pueden aumentar el desempeño en el juego, requieren un período de adaptación considerable. A diferencia de un controlador convencional, donde el movimiento se gestiona con un joystick, el uso de un volante implica un esfuerzo mayor de los brazos, lo que puede complicar las cosas si se añaden pedales. Por lo tanto, puede llevar tiempo acostumbrarse y ser competitivo.
Además, los volantes necesitan un espacio adecuado para su uso, preferiblemente en una superficie estable como un escritorio. Para la configuración que incluye pedales y, potencialmente, una palanca de cambios, se requiere aún más espacio, lo que los hace más recomendables para jugadores que tengan un área amplia, como en una sala de estar.
Sin embargo, gran parte de la emoción y la autenticidad de los juegos de carreras se logra al emplear un volante. Un modelo destacado es el Thrustmaster T248, que ofrece un equilibrio entre confort y realismo a un precio accesible, incluyendo tres pedales y tecnología de Force Feedback que permite sentir cada bache y colisión.
Por otro lado, los controladores han experimentado mejoras significativas a lo largo de los años. Gracias a la evolución hacia juegos de disparos, los controladores ahora poseen gatillos más sensibles, lo que permite un manejo más preciso del acelerador y el freno. Además, los sistemas de retroalimentación háptica, como los que ofrece el controlador Dualsense de Sony, aportan una respuesta de vibración más detallada, haciendo que la experiencia de juego sea aún más inmersiva.
El costo es otro factor a considerar. Generalmente, los controladores son más económicos que los volantes de carreras. Aunque existen modelos de volantes más accesibles, por lo general siguen teniendo un precio superior al de un controlador estándar. Por ejemplo, un Dualsense puede costar alrededor de $70, mientras que el Hori Apex, un volante básico, cuesta aproximadamente $170. Los modelos de gama alta, como el Thrustmaster T-GT II, pueden alcanzar precios exorbitantes.
Si se juega en PC, tanto los volantes como los controladores pueden ofrecer múltiples opciones de personalización, lo que puede mejorar la experiencia de juego. Por ejemplo, el Logitech G920 es una excelente opción para Xbox, y al usarlo en PC se tiene acceso a una variedad de configuraciones adicionales.
En conclusión, si se busca una experiencia de juego más auténtica y se está dispuesto a enfrentar la curva de aprendizaje, un volante puede ser una excelente inversión. Sin embargo, los controladores continúan mejorando, y en muchos casos, pueden ser igual de efectivos para los jugadores que prefieren la simplicidad y la versatilidad.