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Desearía haber jugado el Romancing Saga 2 original antes de su remake.

Romancing Saga 2: Revenge of the Seven reinventa un clásico de culto del RPG, aunque sus elementos contemporáneos diluyen el encanto pixelado de la versión original.

En los últimos años he interactuado con numerosas remasterizaciones de videojuegos, pero rara vez lo he hecho sin haber jugado antes la versión original. Mis impresiones sobre dichos proyectos suelen estar influenciadas por sus predecesores. Experiencias como Final Fantasy VII Rebirth, Resident Evil 4 y Silent Hill 2 resultan intrigantes precisamente porque capturan la conversación entre el pasado y el presente. Sin embargo, decidí abordar el remake de Romancing Saga 2: Revenge of the Seven como una oportunidad para explorar algo nuevo. Este remake de Square Enix revitaliza el clásico de 1993 para SNES al trasladar su mundo pixelado a un vibrante entorno 3D, en contraposición a la terapia de HD-2D que se aplicó en Dragon Quest 3. De hecho, es un proyecto más ambicioso que muchos otros similiares, ya que reconfigura completamente el original en lugar de simplemente actualizar su estética.

Cuando decidí probar el remake, lo hice casi de manera impulsiva tras recibir un código de revisión. La serie Saga representa una de mis lagunas en el género RPG, y este remake parecía estar dirigido a personas como yo. Al modernizar aspectos del juego, se hace más accesible, presentando una jugabilidad que se asemeja a lo que uno esperaría de un lanzamiento de 2024. La idea es facilitar la entrada a nuevos jugadores, que tal vez se interesen por otros títulos de la serie a la vez que se les enseña sobre sus raíces. Dado mi contexto, me considero un candidato ideal para esa experiencia.

Romancing Saga 2 es un RPG clásico de fantasía con una premisa sólida. La narrativa gira en torno a siete héroes, que alguna vez juraron proteger el reino, y que desaparecen misteriosamente, solo para regresar mil años después como villanos corruptos. Así, el rey de Avalon, junto a sus leales, se embarca en la búsqueda de estos héroes, añadiendo un componente de lista de objetivos. Aunque las mazmorras iniciales pueden no resultar tan emocionantes como la premisa sugiere, rápidamente se revelan las particularidades del juego. Tras la inesperada muerte del rey, mi personaje hereda sus poderes y asume el liderazgo de Avalon. Aquí, la muerte es real; cada integrante de mi grupo tiene puntos de vida limitados. Si su salud llega a cero, pierden un punto, y al llegar a cero, mueren permanentemente, lo que me obliga a reclutar nuevos miembros. Esta alta tensión asegura que cada decisión durante los combates sea crucial.

El sistema de combate, aunque se basa en un enfoque por turnos algo convencional, es bastante profundo y está cargado de mecánicas. Cada personaje posee múltiples espacios para equipación, así que puedo experimentar con diversas configuraciones. Además, hay un sistema de aprendizaje de movimientos en el que los personajes pueden improvisar ataques o defensas durante la pelea. También se cuenta con un sistema de formaciones que otorga beneficios a la alineación del grupo. Después de unas horas, me sentí inmerso al probar distintas combinaciones en mi equipo. Casi tres décadas después de su lanzamiento, Romancing Saga 2 sigue siendo un RPG desafiante y cautivador que requiere decisiones significativas.

No obstante, a pesar de notar esos puntos fuertes, casi abandono el remake antes de realmente hurgar en él. Revenge of the Seven se presenta de manera poco atractiva desde el principio, comenzando con una actuación de voz molesta que intenta dar vida a los diálogos del estilo SNES, algo que no estaba pensado para ser interpretado así. Las visuales iniciales resultan decepcionantes, con una estética plana que remite a ciertos videojuegos móviles. La transición a 3D parece prometedora, pero llega con decisiones de diseño poco logradas. Aunque puedo atacar a los enemigos al acercarme, su implementación es torpe, lo que dificulta este estilo de juego de sorpresa.

Además, el sistema de formaciones presente en la versión original se pierde en esta adaptación. Mientras que en la versión de 1993 el jugador tiene una vista desde arriba, permitiendo ver cómo se alinean el grupo y los enemigos, el remake cambia esta perspectiva, lo que complicó mi comprensión del sistema. Con el tiempo, me sentí cada vez más decepcionado, sintiendo que había algo correcto en el juego original que me estaba perdiendo. Este sentimiento se volvió más claro cuando decubrí que mi novia había comenzado a jugar Romancing Saga 3, y al asomarme, me di cuenta de la riqueza visual del juego original, que contrastaba con la versión remake y mostraba mejor sus matices. Por su parte, la jugabilidad era más evidente en un formato 2D, donde el combate parecía más estratégico.

Desde esa experiencia, me he cuestionado por qué las editoriales creen que quiero remakes como este. Existe una tendencia en la industria a pensar que los jugadores necesitan que los antiguos favoritos se modernicen, pero esta percepción está equivocada. Al intentar actualizar Romancing Saga 2 para alinearse con las expectativas actuales, el remake pierde de vista la esencia que lo convirtió en un clásico de culto. No necesito un juego que suavice su arte pixelado en busca de líneas más limpias y colores brillantes; con una sencilla mejora en la jugabilidad o una adaptación del clásico a plataformas como Nintendo Switch Online sería suficiente.

Sin embargo, si deseo jugar la versión original, encontrarla representa un reto. Al buscar en Steam, encontré una página para el juego original, pero con críticas mixtas, en especial por ser un mal port de su versión móvil. No parece haber una forma sencilla de acceder a una versión limpia y localizada del original, lo que representa un obstáculo para quienes buscan un contexto que enriquezca la experiencia con el remake. Para quienes no son aficionados de la saga, Revenge of the Seven puede no ser la mejor forma de adentrarse en Romancing Saga 2; más bien, parece un complemento que debería leerse después de experimentar el original.