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Renuncié a mi Garmin por un reloj digital Casio de la vieja escuela durante una semana: esto es lo que sucedió con mi carrera.

Me obligó a adquirir una nueva habilidad.

Después de años de llevar un reloj inteligente durante mis entrenamientos, decidí experimentar qué se siente correr sin uno. Comencé mi carrera al retirar el Garmin Instinct 3 que había estado probando recientemente y, en lugar de usar mi habitual Garmin Instinct Crossover, opté por un clásico Casio G-Shock GW-5000HS. Este modelo es una reinterpretación del diseño icónico de los primeros G-Shock, ofreciendo una estética retro con características como luz de baja potencia, funciones de control de tiempo por radio, cronómetro y alarmas.

El cambio me llevó a reflexionar sobre mi manera habitual de correr, que generalmente se basa en métricas precisas como el ritmo por kilómetro y la frecuencia cardíaca. Sin embargo, al quitarme el reloj, tuve que correr "a mi manera", es decir, sintonizando con las sensaciones de mi cuerpo en lugar de depender de los números. Esta forma de correr implica entender el objetivo de cada entrenamiento: si es para mejorar la velocidad, aumentar la resistencia o simplemente liberar estrés tras un largo día.

Para mi primera carrera sin métricas, elegí un ritmo tranquilo en mi circuito habitual, estimando mi tiempo basándome en mi esfuerzo percibido. Al principio, la falta de datos me hizo sentir un poco desorientado, ya que estoy acostumbrado a estar pendiente de mi ritmo y zona de frecuencia cardíaca. Sin embargo, al soltar esa dependencia, me encontré más concentrado en mi forma de correr, lo que me permitió mejorar la técnica y maximizar el retorno de energía.

Además, en lugar de escuchar música alta, opté por un audiolibro, lo que me ayudó a equilibrar mi atención entre lo que sucedía en mi cuerpo y lo que escuchaba. Este cambio me hizo disfrutar tanto la carrera que repetí la misma ruta dos días después, disfrutando plenamente del paisaje y del contenido que escuchaba sin la distracción constante del reloj.

A lo largo de cinco días con el Casio G-Shock, disfruté de la simplicidad que ofrecía. Despertaba con su alarma confiable y la utilizaba durante la noche sin ser deslumbrado por pantallas brillantes. Aunque me gustó desconectarme de la tecnología, también noté que extrañaba la precisión y la consistencia en el seguimiento de mi salud.

Si bien para mí ha sido divertido probar esta desconexión, no puedo imaginarme entrenando para un evento importante sin las funcionalidades que ofrecen los relojes inteligentes. Aquellos que lo han hecho, me intriga saber cómo lograron entrenar sin acceso a métricas y datos específicos. Aún existen alternativas de salud sin pantalla, como correas que monitorean el ritmo cardíaco o anillos inteligentes que pueden registrar actividades sin la revelación constante de métricas.

A pesar de las opciones disponibles para un seguimiento de salud más sencillo, mi experiencia con el G-Shock ha sido refrescante. Sin embargo, estoy listo para volver al uso de un reloj inteligente en mi muñeca.