
La inteligencia artificial mejora la tecnología de las cámaras, pero perjudica la fotografía.
La inteligencia artificial ha transformado la tecnología de cámaras y los programas de edición de fotografías, pero sus impactos en la industria de la fotografía en general serán profundos y no siempre positivos.
La inteligencia artificial ha impactado significativamente la tecnología fotográfica en los últimos años, mejorando la captura, organización y edición de imágenes. Sin embargo, existe preocupación por los efectos negativos que esto podría generar en la percepción del medio fotográfico en sí.
En un primer análisis, es necesario reconocer que la inteligencia artificial genera una amenaza para la fotografía. No obstante, el impacto podría no ser tan grave como se podría suponer. Las áreas de la fotografía comercial y de stock parecen ser las más afectadas, ya que las mejoras en la inteligencia artificial ofrecerán a las empresas alternativas económicas a las sesiones fotográficas que requieren recursos y costos elevados.
Es importante señalar que la inteligencia artificial no puede producir una fotografía auténtica. Se requiere un dispositivo que capte luz para exponer una superficie fotosensible. La esencia de la fotografía radica en capturar momentos específicos. Mientras no existan robots capaces de manejar cámaras de manera efectiva, la fotografía tradicional seguirá teniendo su lugar, especialmente en eventos como bodas o situaciones noticiosas.
La tecnología impulsada por inteligencia artificial está mejorando tanto cámaras como software de edición. Las herramientas de IA pueden optimizar sistemas de enfoque automático al reconocer diferentes sujetos y regular variables como la exposición y el balance de blancos según el entorno. Los teléfonos más avanzados han comenzado a incorporar fotografía computacional para añadir mejoras tácticas en el momento de tomar la fotografía.
Además, los programas de edición han integrado herramientas de IA que facilitan tareas, como reemplazar un cielo poco atractivo con uno más dramático. Adobe, por ejemplo, ha incorporado herramientas basadas en inteligencia artificial que permiten a los fotógrafos trabajar de manera más eficiente, anticipando su estilo de edición personal. También se destaca el impacto positivo del software de reducción de ruido, que ha transformado la fotografía en condiciones de poca luz, ampliando así las capacidades de captación de imágenes en estos entornos.
Sin embargo, la llegada de la generación de imágenes mediante inteligencia artificial podría exacerbar las expectativas irreales sobre lo que puede lograr un fotógrafo. En particular, los fotógrafos de bodas enfrentan un desafío constante debido a estándares de perfección impuestos por la influencia de las redes sociales. Es probable que los resultados de una ostentosa celebración no sean comparables a aquellos capturados en un entorno menos glamuroso, lo que podría generar frustración entre los clientes.
Además, el uso de inteligencia artificial podría devaluar aún más la fotografía profesional. A medida que los estándares y costos se ven amenazados, se cuestiona la razón de contratar a un fotógrafo profesional. La dostupidad de calidad fotográfica facilitada por teléfonos inteligentes ha creado dudas sobre la necesidad de servicios especializados, lo cual ya afecta negativamente a muchos profesionales en este ámbito.
Por otra parte, el proceso creativo es intrínsecamente humano. La creación de imágenes generadas por IA carece de la visión artística singular que artistas como Henri Cartier-Bresson o Annie Leibovitz ofrecen. Mientras algunos fotógrafos y artistas están comenzando a emplear las capacidades de la IA para enriquecer su trabajo, es fundamental recordar que la inteligencia artificial debería ser vista como una herramienta que complementa la creatividad humana, no como una sustituta.
La relación entre la inteligencia artificial y la fotografía es un tema complejo que está en evolución. Aunque la IA ha aportado avances significativos, siempre debe ser considerada como un apoyo a la expresión artística humana, asegurando que la esencia creativa de la fotografía no se pierda en el proceso.