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La inteligencia artificial no tiene lugar en el aula si se pretende que los niños aprendan lecciones equivocadas.

La belleza de descubrir y aprender de los errores.

Desde pequeño, disfrutaba de la actividad semanal de pintar con los dedos, no tanto por el arte en sí, sino por la experiencia sensorial que ofrecía. La mezcla de colores y olores era fascinante y me permitía explorar mi creatividad de una manera caótica y desordenada, que considero esencial para mi desarrollo. Ahora, un nuevo enfoque propone separar los dedos de los niños del paint. En lugar de tocarlo, los pequeños pueden mover los colores al estar sellados bajo plástico, una experiencia que resulta limpia, pero que carece de la esencia del verdadero aprendizaje.

Recientemente, un artículo detallado abordó cómo la inteligencia artificial (IA) está impactando la manera en que los niños aprenden a leer y escribir. Este análisis revela que los educadores están adoptando la IA en sus aulas para fomentar la generación de ideas, aunque hay preocupaciones sobre el impacto que esto tiene en el aprendizaje genuino. Por ejemplo, un maestro expresó que las propuestas para ensayos de sus alumnos se estaban volviendo "tibias", así que decidió integrar la IA en el proceso creativo.

Sin embargo, este enfoque antiseptico de la educación parece eliminar el desorden asociado al pensamiento creativo. La IA, como los Modelos de Lenguaje de ChatGPT, tiene la capacidad de prever qué debe venir después, lo que puede ser útil pero también reduce la relación entre el profesor y los estudiantes. La interacción humana y el intercambio de ideas se ven debilitados.

Un aspecto preocupante mencionado es la caída en la alfabetización entre los niños de primaria. Los niños están lidiando menos con textos extensos y más con pantallas y videos cortos. Además, la pandemia ha retrasado aún más su aprendizaje, y aunque los educadores luchan con esto, la IA ha surgido como una herramienta conveniente.

La manera en que los estudiantes interactúan con la IA es diferente a la de generaciones anteriores. Mientras que antes se consultaban enciclopedias, ahora los jóvenes asumen que las respuestas de la IA son un hecho. Esto podría llevar a una falta de cuestionamiento y a una pérdida de aprendizaje basado en el error, fundamental para el desarrollo cognitivo, especialmente en los más jóvenes.

Estudios sugieren que aprender de los errores es beneficioso, algo que se ve comprometido en un sistema donde los estudiantes están acompañados exclusivamente de un chatbot de IA. La exploración que se produce al cometer errores y discutirlos en clase se pierde, lo que podría afectar su curiosidad intelectual y su creatividad.

A pesar de no estar en contra de la IA, creo que su uso en la educación de los más jóvenes es similar a un kit de pintura sellado: es antiséptico, erróneo y contradictorio al hermoso desorden que caracteriza el proceso de aprender.