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Admira la impresionante Nebulosa Roseta en todo su esplendor cromático.

La Cámara de Energía Oscura ha capturado una impresionante imagen de una nebulosa con forma de rosa, situada a 5,000 años luz de distancia.

En el corazón de la Nebulosa Roseta se encuentra NGC 2244, un joven cúmulo estelar que esta región cósmica ha alimentado. Las estrellas de este cúmulo iluminan la nebulosa con vibrantes tonalidades de rojo, dorado y púrpura, mientras que torres opacas de polvo se elevan desde las nubes que rodean su núcleo excavado. Esta impresionante imagen fue capturada por la cámara Dark Energy Camera (DECam), de 570 megapíxeles, montada en el Telescopio de 4 metros Víctor M. Blanco, ubicado en el Observatorio Interamericano Cerro Tololo, parte del programa NSF NOIRLab. La imagen se difunde en conmemoración del quinto aniversario de NOIRLab.

La Nebulosa Roseta, a 5,000 años luz de distancia de nuestro planeta, actúa como un vivero estelar, albergando un cúmulo de estrellas jóvenes en su núcleo. A diferencia de otros telescopios como el James Webb, que opera en longitudes de onda infrarrojas, el DECam observa en el rango óptico, lo que le permite percibir colores similares a los que vería el ojo humano. La brillantez y viveza de los colores en esta imagen se deben a la intensa luz estelar emitida por las jóvenes estrellas del cúmulo, que liberan grandes cantidades de radiación ultravioleta, ionizando el gas de hidrógeno cercano. Este gas ionizado emite un resplandor intenso, otorgando a la nebulosa su apariencia cautivadora.

Las nubes rojas que se observan son indicativas de regiones de emisión de H-alfa, generadas por átomos de hidrógeno altamente energizados que emiten luz roja. Más cerca del núcleo donde se encuentran las estrellas masivas, la radiación provoca la ionización de átomos más pesados, como el oxígeno, que brilla en tonalidades doradas y amarillas. Mientras tanto, los bordes de los "pétalos" de la nebulosa exhiben delgadas hebras de un rosado profundo, que se iluminan por la luz emitida por el silicio ionizado.

A pesar de que la nebulosa se extiende a lo largo de 130 años luz, se observa un área vacía en su centro donde no hay presencia de los colores rojo o amarillo, indicando la ausencia de gas en esa región. Este hueco ha sido creado por el proceso de formación estelar, a medida que el polvo y el gas se han agrupado, atrayendo más materia por gravedad hasta que estos núcleos se colapsan para formar nuevas estrellas. Este cúmulo, conocido como NGC 2244, se formó hace aproximadamente 2 millones de años. A medida que las estrellas evolucionan, producen vientos estelares que despejan el polvo y el gas circundante, inhibiendo la formación de más estrellas en cercanía. Estos vientos han generado el hueco en el centro de la nebulosa, y eventualmente, contribuirán a su desaparición. En alrededor de 10 millones de años, los vientos estelares habrán expulsado suficiente material como para que la nebulosa se desintegre, dejando únicamente las estrellas sin su característica nube en forma de rosa.