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Stephen Wolfram opina que es necesario contar con filósofos que aborden las grandes cuestiones sobre la inteligencia artificial.

A medida que los desarrolladores de inteligencia artificial y otros profesionales reflexionan sobre la interacción entre las computadoras y las personas, Stephan Wolfram señala que esto se está convirtiendo en un ejercicio más filosófico.

Stephen Wolfram, matemático y científico, creció en un hogar donde su madre era profesora de filosofía en la Universidad de Oxford. Durante su infancia, Wolfram se mostró reticente hacia los temas filosóficos, pero con el tiempo ha adquirido una perspectiva más profunda sobre su valor. Ahora, busca integrar ese rigor filosófico en la investigación de la inteligencia artificial (IA) con el propósito de abordar mejor los desafíos que surgen conforme esta tecnología evoluciona.

Wolfram, quien fue considerado un prodigio desde joven, publicó su primer artículo científico a los 15 años y se graduó con un doctorado en Caltech a los 20. Su historial profesional incluye desarrollos significativos en ciencia, matemáticas y computación; entre sus creaciones destacan Mathematica, Wolfram Alpha y el Lenguaje Wolfram, un potente lenguaje de programación computacional. En sus palabras, su "principal trabajo vital, además de la ciencia básica, ha sido desarrollar nuestro lenguaje computacional Wolfram, con el fin de proporcionar una manera de expresar conceptos computacionalmente que sea útil tanto para humanos como para computadoras".

A medida que los desarrolladores de IA y otras partes interesadas comienzan a reflexionar sobre la intersección entre humanos y máquinas, Wolfram observa que este proceso se está convirtiendo en un ejercicio filosófico. Esto implica pensar en profundidad sobre las implicaciones que la tecnología puede tener para la humanidad, un enfoque que se relaciona con la filosofía clásica. En este contexto, plantea preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la moralidad en la programación de IA y cómo establecer límites en su uso.

Wolfram ha compartido sus inquietudes tras mantener "discusiones horripilantes" con empresas que lanzan IA sin considerar estas cuestiones filosóficas. Afirma que la naturaleza de este debate es crucial, aunque no sostiene tener todas las respuestas. Observa que los científicos suelen tener dificultades para abordar temas desde una perspectiva filosófica, dado que la ciencia tiende a ser un campo incremental.

Entiende que el papel de la filosofía es responder a las grandes preguntas existenciales y ve que estamos a las puertas de una nueva era filosófica, impulsada por la influencia creciente de la IA. Según su experiencia, los filósofos tienden a ser más rápidos y adaptables al pensar en paradigmas diferentes. En una de sus interacciones más recientes, se reunió con estudiantes de filosofía en Ralston College en Savannah, Georgia, donde discutió la intersección entre las artes liberales, la filosofía y la tecnología.

Wolfram también ha revisitado obras clásicas como "La República" de Platón para profundizar en sus pensamientos sobre cómo la IA debería influir en la política moderna. Se pregunta cómo queremos que estas inteligencias artificiales dirijan el mundo y cuáles son los procesos que debemos contemplar ante esta realidad. Un estudiante del programa, Rumi Allbert, quien posee experiencia en ciencia de datos, se mostró intrigado por el interés de Wolfram en la filosofía, enfatizando la importancia de abordar cuestiones humanas en la era tecnológica.

La conexión que Wolfram, con décadas de experiencia en ciencia de la computación, hace entre la filosofía y la tecnología puede ser un indicativo de que es necesario discutir el uso de la IA más allá de un simple problema matemático. Incluir a los filósofos en esta conversación podría ser una vía efectiva para abordar estos complejos temas.

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