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Olvídate de pagar por ver, ahora el pago por privacidad es el nuevo desafío para los usuarios en línea.

Tras su implementación en Europa, el modelo de 'Pago y Consentimiento' llega al Reino Unido.

En un frío día de invierno en París en 1948, la privacidad fue reconocida como un derecho humano. Sin embargo, en la actualidad, a medida que nuestras vidas se digitalizan cada vez más, han surgido nuevas leyes alrededor del mundo para contrarrestar el abuso de nuestros datos en línea. Lamentablemente, el concepto de privacidad se ha transformado en una mercancía, dando paso a lo que se conoce como "paywall de privacidad". Este modelo de "Paga o Consiente" ha comenzado a implementarse en algunas publicaciones de noticias en la Unión Europea, con Meta como uno de los casos más controversiales. Las empresas están empujando los límites de las disposiciones del GDPR acerca del consentimiento del usuario, y ya han surgido numerosos reclamos legales en respuesta a lo que se considera "privacidad para los ricos". Recientemente, Meta suspendió su plan de pago por publicidad en el mercado europeo.

El paywall de privacidad también ha hecho su aparición en el Reino Unido, donde acceder a las noticias gratuitas de algunos de los periódicos más leídos ahora implica un costo, lo que plantea una decisión difícil: ¿preferimos pagar con dinero o con nuestros datos por lo que debería ser un derecho intrínseco, como la privacidad? No se puede afirmar que esto sea un consentimiento "libremente dado".

El GDPR de la Unión Europea marcó un hito en la protección de datos en línea al convertirse en la primera legislación de su tipo en establecer reglas claras sobre cómo los servicios en línea deben manejar la información personal. La ley se fundamenta en la minimización de la recopilación de datos, siendo el consentimiento del usuario un aspecto central. Todos aquellos molestos pop-ups que aparecen al visitar un sitio web son, de algún modo, una forma de recuperar el derecho a la privacidad que nos pertenece.

El modelo de "Paga o Consiente" sugiere que hay una elección, aunque en realidad se trata de una decisión forzada. Según las directrices del GDPR, el consentimiento no es válido si el usuario no tiene una verdadera opción o se siente obligado a consentir bajo amenaza de repercusiones negativas, como se indica en la sección 3.1 de la normativa. Adicionalmente, el artículo 3.1.2 del GDPR establece que el acceso a servicios no debería ser condicionado a la aceptación del almacenamiento de información, lo que se ha denominado "muros de cookies".

Tras la salida del Reino Unido de la UE, el país adoptó su propia versión del GDPR, manteniendo la cláusula de "consentimiento libremente dado". En marzo de 2023, se aprobó otra ley para combatir la fatiga generada por los pop-ups, extendiendo las exenciones a la obligación de consentimiento para cookies y otros rastreadores, una acción que no fue bien vista por los defensores de la privacidad.

La expansión del paywall de privacidad en el Reino Unido no pinta un panorama alentador. Publicaciones como The Sun y Daily Mail Online, con millones de visitantes mensuales, están explorando este modelo. Los precios para acceder a la privacidad oscilan entre £1.99 y £4.99 al mes. A medida que estas empresas intentan maximizar sus ingresos, el riesgo de que más servicios en línea adopten este enfoque aumenta.

La situación en Europa tampoco es optimista. Meta ha buscado compensación del Consejo Europeo de Protección de Datos por ser mencionada en un documento relacionado con el modelo "Paga o OK". Adicionalmente, la autoridad de protección de datos de Hamburgo ha sido demandada por supuestamente alentar a medios a implementar el modelo de "Paga o Consiente".

Las organizaciones de noticias, ante la caída de ingresos por suscripciones, buscan nuevos métodos para aumentar sus ganancias. Sin embargo, el cobro por evitar el rastreo online afecta directamente al concepto de privacidad, ya que los servicios premium que ofrecen algunas publicaciones se presentan como opciones por separado. En un mundo donde todos los servicios adoptaran este modelo, la mayoría de las personas solo tendrían la opción de aceptar ser rastreadas. Es crucial recordar que la privacidad no es una mercancía, sino un derecho humano fundamental.

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