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Enviando electricidad de forma inalámbrica de A a B.

La liberación de energía de cables de cobre abriría un abanico de posibilidades, desde redes espaciales hasta drones que pueden ser cargados en medio de su vuelo. Sin embargo, antes hay desafíos por resolver...

En un espacio parecido a un almacén en Auckland, Nueva Zelanda, un hombre está tocando una larga melodía en su guitarra eléctrica color cereza. Su destreza con los dedos es notable y el sonido brilla y se eleva, pero lo más asombroso de la actuación no es eso. Lo verdaderamente sorprendente es que la energía del amplificador le ha sido transmitida de forma inalámbrica desde una fuente ubicada a 36 metros de distancia.

El hombre que toca la guitarra es el Dr. Ray Simpkin, Director Científico de EMROD, quien está demostrando la tecnología de energía inalámbrica de la empresa. Fundada en 2019, EMROD está desarrollando hardware capaz de enviar grandes cantidades de energía aérea a largas distancias. Y su visión va mucho más allá de las guitarras.

La idea de transmitir energía de forma inalámbrica entre dos puntos se remonta al siglo XIX, con los experimentos del pionero de la electricidad Nikola Tesla, aunque nunca logró hacerlo realidad. Desde la década de 1960, el interés en la investigación ha ido y venido y la idea ha evolucionado lentamente, pero recientemente una serie de proyectos de empresas privadas, universidades y organizaciones gubernamentales han dado un impulso renovado a la idea.

Un factor importante que impulsa la investigación sobre la transmisión de energía es la transición energética, que ha creado un claro caso de uso. A medida que el mundo se cambia a fuentes de energía renovable como la solar, eólica e hidráulica, surge un desafío logístico: ¿cómo llevar la energía desde lugares a menudo remotos hasta donde se necesita? En Europa, actualmente se están planeando varios proyectos importantes para tender cables de cientos de kilómetros de largo para hacer precisamente eso. Quizás el proyecto más grandioso de todos, en el que el gobierno del Reino Unido ha mostrado interés, es un cable de 3,800 km que llevaría energía solar y eólica desde la costa de Marruecos hasta el Reino Unido.

Pero ¿qué pasaría si hubiera una forma más sencilla de transmitir esa energía? Esta es la pregunta que hay detrás de gran parte del interés actual en la transmisión de energía inalámbrica. EMROD se destaca por tener una visión especialmente ambiciosa de esa idea: en última instancia, quiere construir una "Matriz de Energía Mundial" que transmita energía alrededor del mundo a través de satélites en el espacio.