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El termostato inteligente Nest de Google sigue siendo el líder en su categoría.

El termostato inteligente Nest continúa siendo una impresionante obra de diseño industrial, con algunas novedades que favorecen su integración más armoniosa en los espacios.

Hace un mes, al mudarme a mi primera casa, adquirí un termostato inteligente Nest Learning de tercera generación reacondicionado. Durante mis años viviendo en apartamentos de Nueva York, siempre observé este dispositivo con curiosidad, preguntándome cómo un termostato se convirtió en un elemento clave de la estrategia de hardware de Google. Aunque mi compra coincidió con el lanzamiento del nuevo modelo de cuarta generación, un asesor financiero me recordaba que "el mejor momento para comprar una casa es el año pasado". Si se espera por el momento ideal, uno puede quedarse esperando indefinidamente.

Este verano ha sido especialmente caluroso, y he llegado a valorar mucho el Nest, a pesar de que comprar uno usado en eBay no fue la mejor decisión, ya que sufría constantes desconexiones de Wi-Fi. Más allá de tener acceso al aire acondicionado central, lo que más me otorgó confianza fue la instalación del dispositivo. Después de residir en un apartamento por tanto tiempo, dudas sobre mis habilidades para realizar tareas simples comenzaron a surgir. Sin embargo, en una tarde sofocante de julio, apagué la electricidad de la casa, quité el viejo termostato digital y conecté el Nest. El hecho de que no ocurriera un accidente grave fue casi tan sorprendente como que el dispositivo funcionara, a pesar de los problemas de Wi-Fi.

Una vez que el nuevo Nest llegó a mi puerta, lo saqué de la caja y lo instalé en pocos minutos, contando con que todo funcionara bien esta vez. La instalación fue sencilla: apagué la energía, retiré la cara antigua, desconecté los cables, cambié la placa de pared y coloqué el nuevo modelo. La aplicación Google Home me guió a través de los pasos necesarios y, tras conectar a Wi-Fi, todo estuvo listo para funcionar.

El modelo de cuarta generación incluye un sensor adicional, que se puede colocar en cualquier lugar de la casa, lo que ayuda al termostato a tener un panorama más completo de la temperatura general. A medida que se agregan sensores, el Nest se vuelve más eficiente. Este nuevo dispositivo también muestra el clima exterior, lo que, junto a su sensor integrado, permite ajustar la temperatura según las preferencias del usuario y evitar el desperdicio de electricidad. Por ejemplo, si es un día soleado y la casa se calienta naturalmente, el termostato pausa la calefacción.

El Nest Learning Thermostat utiliza inteligencia artificial para analizar los datos recopilados, adaptándose a los patrones del usuario y ajustando la temperatura dentro de su rango de confort. Aún es prematuro ofrecer una revisión completa, ya que la verdadera efectividad se demuestra con el tiempo. Sin embargo, desde el primer momento, puedo afirmar que, al igual que sus predecesores, es un dispositivo visualmente atractivo. Antes de que llegara el primer modelo en 2011, es probable que pocas personas pensaran en la estética de sus termostatos. No es casualidad que dos de los fundadores de Nest provinieran de Apple, dado que lograron que el termostato se convirtiera en algo deseable.

La pantalla del nuevo modelo es un 60% más grande que la de su antecesor, extendiéndose de borde a borde y creando una forma de hongo al ser vista de lado. Google utiliza un sensor de proximidad que activa diferentes mostraciones en la pantalla según la presencia de personas cercanas, variando entre relojes, pronósticos del clima y otros datos relevantes del termostato.

Ubicado en la pared opuesta a la entrada, el termostato es lo primero que se ve al ingresar a la casa, capturando la atención al instante. Aunque no es un dispositivo inteligente en sí, la información adicional es un buen detalle para quien no esté obsesionado con la temperatura interior. El Nest sigue siendo un hermoso ejemplo de diseño industrial, con algunas innovaciones que permiten una mejor integración con otros dispositivos inteligentes en el hogar.

En cuanto a su diseño, Google ha mantenido la interfaz rotativa con los clics táctiles que atrajeron a tantos usuarios en sus inicios. La compañía busca revitalizar sus ofertas en el hogar inteligente en la era de los asistentes impulsados por IA generativa, y regresar al dispositivo que inició este camino parece un paso estratégico. Aunque el termostato de cuarta generación puede no representar una reinvención radical tras nueve años desde el lanzamiento del modelo anterior, aún sigue siendo un competidor sólido en un mercado que ha visto un aumento de opciones. Con un precio de $280, representa una inversión importante para un producto que no tenía mucho protagonismo hace una década, pero no planeo quitarlo de la pared pronto.

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