El rover Perseverance de la NASA descubre una roca en Marte que podría señalar vida antigua.

El rover Perseverance de la NASA ha estado recolectando muestras en Marte desde 2021, y una de las rocas obtenidas recientemente podría acercarlo a su objetivo de encontrar pruebas de vida antigua en el planeta rojo. Denominada Cheyava Falls, en honor a la cascada más alta del Gran Cañón, esta muestra de 3.2 pies por 2 pies muestra "firmas químicas y estructuras" que podrían haberse formado a partir de vida microbiana primitiva, hace miles de millones de años.

Perseverance obtuvo esta roca el 21 de julio en lo que alguna vez fue un valle fluvial marciano, donde el agua fluyó hace eones. La muestra presenta grandes vetas de sulfato de calcio, visibles a lo largo de su longitud, que sugieren que el agua pasó a través de ella en algún momento. Más notable son las marcas del tamaño de milímetros que asemejan "manchas de leopardo" que cubren la banda rojiza central. En la Tierra, tales manchas pueden formarse en rocas sedimentarias cuando reacciones químicas transforman la hematita, uno de los minerales que le confiere a Marte su color rojizo, en formas más claras. Estas reacciones podrían haber liberado hierro y fosfato, que podrían haber actuado como fuente de energía para microorganismos.

El instrumento de la rover llamado Planetary Instrument for X-ray Lithochemistry (PIXL) ya ha identificado que los anillos oscuros alrededor de las manchas contienen hierro y fosfato. Sin embargo, esto no implica necesariamente que la roca haya alojado organismos antiguos. Los científicos deben investigar si estas características son resultado de procesos biológicos o no. Katie Stack Morgan, la científica adjunta del proyecto, mencionó que, aunque no se puede afirmar que se ha descubierto vida en Marte, hay una posible biosignatura que necesita ser estudiada con mayor profundidad.

La NASA aún debe traer de vuelta a la Tierra las muestras recolectadas por Perseverance, incluyendo Cheyava Falls. La misión de retorno de muestras de Marte ha sufrido retrasos significativos y no se espera que los primeros fragmentos lleguen a nuestro planeta hasta 2040, en lugar de principios de la década de 2030 como se había planeado originalmente. Recientemente, la NASA solicitó a empresas aeroespaciales alternativas para acelerar el transporte de las muestras a la Tierra y financiará estudios sobre estas propuestas este año. Los científicos también llevarán a cabo pruebas exhaustivas para descartar la contaminación y otros procesos no biológicos, así como diversas explicaciones sobre la formación de las manchas antes de confirmar que sean realmente pruebas de vida antigua en Marte.

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