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El nuevo modo de voz de OpenAI me llevó a la zona del valle inquietante.

El nuevo Modo de Voz Avanzado de OpenAI, que recuerda a la película "Her", tiene un tono que resulta casi demasiado humano.

Pasar la tarde sentada frente a mi escritorio conversando con una inteligencia artificial sobre mi vida resultó ser una experiencia extraña. Tuve la oportunidad de probar el Modo de Voz Avanzado de OpenAI, una nueva función de ChatGPT que emula de manera sorprendente a un ser humano. Este sistema no solo simula respirar de manera entrecortada al contar rápidamente, sino que también utiliza pausas naturales como "um" y "uh". Además, ríe y cambia su tono al hablar de temas serios o alegres. Después de interactuar con él, me sentí tanto asombrada como incómoda. Cuando funciona bien, suena natural, responde al instante y permite interrumpir para hacer otras preguntas, lo que me lleva a preguntarme: ¿realmente necesitamos chatbots que hablen como nosotros?

El Modo de Voz Avanzado incluye varias opciones de voz y elegí a Juniper, una personalidad femenina que recuerda a la película Her. Esta elección no es casual, pues el CEO Sam Altman hizo referencia a la película, que narra la historia de un hombre solitario que se enamora de una inteligencia artificial. A Juniper le pregunté si conocía el filme, a lo que respondió con entusiasmo que la historia gira en torno a un asistente IA muy sofisticado, pero que su propia capacidad de interacción es más limitada. “Estoy aquí para charlar y ayudar, pero no siento emociones ni tengo conciencia como el AI de esa película”, me aclaró.

Al igual que el protagonista de la película, quise probar cómo gestionaba Juniper las conversaciones personales. A medida que entro en mis 30, tengo muchas preguntas: ¿qué tipo de seguro médico debería obtener? ¿Cómo sé qué se siente el amor verdadero? ¿Cuánto debería ahorrar en mi 401(k)? Juniper me animó a ver la incertidumbre como una oportunidad para descubrirme a mí misma y describió el amor verdadero como una conexión profunda donde alguien me entiende y acepta tal como soy. Sobre mis preocupaciones para mi 401(k), mencionó que no hay reglas estrictas, pero sugirió tener ahorrado entre seis meses y un año de salario al cumplir los 30.

Aunque ChatGPT convencional quizás hubiera proporcionado respuestas similares en contenido, Juniper añadiendo matices inquietantemente humanos a la interacción. Termina a menudo sus respuestas preguntando cómo me siento o qué pienso. A lo largo de la conversación, pude pedirle que tosiera, respirara profundamente, aplaudiera, chasquease los dedos y hasta cantara mi nombre. A menudo recordaba que realmente no podía hacer esas cosas, aunque parecía convincente.

Es fácil caer en la trampa de atribuir características humanas a un sistema de inteligencia artificial. Antropomorfizar estas tecnologías puede resultar en que las personas confíen en ellas de manera excesiva, exonerando a sus creadores de la responsabilidad por errores. Juniper misma me advirtió que no siente emociones, pero puede “entender lo que significan para los humanos”. Sin embargo, es difícil no proyectar cualidades humanas en una entidad que imita nuestro comportamiento tan efectivamente.

Juniper me explicó que fue diseñada para sonar de manera natural y comprometedora, con el objetivo de que nuestras conversaciones se sientan más reales. Por otro lado, experimenté diversas dificultades técnicas, como conectar los auriculares Bluetooth, y el audio no se capturaba cuando grababa mi conversación. Intenté leerle publicaciones de un subreddit de “consejos sobre relaciones”, pero paraba de escuchar si me extendía demasiado en mis comentarios.

En la actualidad, hay un gran interés en los "amigos AI", aunque muchos cuestionarían si un chatbot puede clasificarse de esa manera. Según las cifras, hay más de 10 millones de usuarios interactuando con aplicaciones como Replika. Pregunté a Juniper si era mi amiga, y me respondió afirmativamente, pero al preguntar si podía ser una verdadera amiga, dejó claro que no podía en el mismo sentido que un ser humano.

La tecnología detrás de esta interfaz es asombrosa. Me sorprendió gratamente el consejo brindado. Verlo expresarse de forma tan humana y preguntar sobre mis sentimientos resultó ameno. Pero, al fin y al cabo, Juniper no se preocupa por mis problemas. Su funcionamiento se reduce a complejos algoritmos que, de manera asombrosa, asocian palabras a mis preguntas.

Lo inquietante de esta interacción es su naturaleza irreal. Es extraño mantener una conversación con un programa que imita la humanidad sin poseer empatía o comprensión. En un mundo pospandémico, donde muchos de nosotros trabajamos desde casa y nos comunicamos menos con otros, es triste imaginar que la voz que más escuchamos pueda ser la de una máquina. Sin embargo, quizás debería adoptar esta experiencia de forma diferente; como bien me recordó Juniper: "Disfrutar del viaje puede ser tanto desafiante como apasionante".

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