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Desarrolladores están encontrando nuevas reglas para cifrado cuántico

Un grupo de investigadores ha demostrado que es posible lograr una encriptación cuántica segura en un mundo sin problemas difíciles, sentando así una nueva base para mantener segura la información.

Para mantener la privacidad al enviar un mensaje privado, emitir un voto secreto o firmar un documento de forma segura en un entorno digital, la encriptación es fundamental para salvaguardar los datos de posibles amenazas. Sin embargo, las bases de la criptografía moderna, que se remontan a los años 80, ponen énfasis en la dificultad computacional para proteger la información. A pesar de esto, en esa misma época, unos pocos investigadores descubrieron que la teoría cuántica, originalmente desarrollada para comprender la física de los átomos, ofrecía conexiones profundas con la información y la criptografía.

La teoría cuántica permitió fundamentar la seguridad de algunas tareas criptográficas específicas directamente en las leyes de la física, lo cual marcó un hito. Sin embargo, para la mayoría de las demás tareas criptográficas, parecía no haber alternativa al enfoque computacional clásico. A finales del milenio, los investigadores de criptografía cuántica pensaron que habían explorado todas las posibilidades, pero en los últimos años, el campo ha dado un giro significativo.

Investigaciones recientes han demostrado que la mayoría de las tareas criptográficas podrían lograrse de manera segura incluso en mundos hipotéticos donde la computación es fácil. Lo crucial es la dificultad de un problema computacional especial relacionado con la teoría cuántica en sí misma. Este nuevo enfoque ha brindado valiosas perspectivas sobre la propia dificultad computacional.

El surgimiento de la criptografía cuántica tuvo lugar en los años 80, cuando Charles Bennett y Gilles Brassard idearon un revolucionario enfoque criptográfico basado en la física cuántica. Su protocolo, que no requería suposiciones sobre la dificultad de ningún problema computacional, abrió la puerta a una serie de investigaciones posteriores. En esos años, el enfoque se concentró en tareas como el compromiso de bits, esencial tanto por sí misma como para protocolos criptográficos avanzados.

Sin embargo, la seguridad de estos esquemas de compromiso de bits y la mayoría de los protocolos criptográficos seguían dependiendo de la dificultad computacional. Investigaciones posteriores demostraron que, basar los esquemas de compromiso de bits en las leyes de la física cuántica no garantizaba una seguridad completa. Por tanto, se creía que la dificultad computacional era esencial para casi todas las tareas criptográficas.

Recientemente, el enfoque ha cambiado hacia la problemática de la discriminación de estados cuánticos, un desafío conceptualmente complejo. William Kretschmer, un estudiante de posgrado, exploró este problema y demostró que sería intratable incluso con un oráculo que pudiera resolver cualquier problema de NP instantáneamente. Esta investigación abrió nuevas posibilidades en la criptografía cuántica, evidenciando una separación cada vez mayor entre la criptografía clásica y cuántica.

En resumen, el camino recorrido por la criptografía cuántica ha revelado nuevas oportunidades y desafíos, redefiniendo los límites de la seguridad de la información en un mundo cada vez más digitalizado.