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Las empresas de máquinas de votación se preparan para la próxima batalla contra la desinformación.

"Tenemos las pruebas."

Ed Smith recuerda claramente los días que siguieron a las elecciones de 2020 en Estados Unidos. En ese momento, trabajaba para Smartmatic, un proveedor de tecnología de votación que había estado involucrado en el suministro de dispositivos de marcado de boletas en el condado de Los Ángeles. Tras el anuncio de los resultados que indicaban la derrota del entonces presidente Donald Trump ante Joe Biden, Trump desató una guerra contra los resultados electorales. Durante esta contienda, empresas como Smartmatic se encontraron en la mira de acusaciones.

Trump y sus aliados acusaron a Smartmatic y a Dominion Voting Systems de conspirar para manipular la votación a favor de Biden. Mientras los abogados de Trump, como Sidney Powell y Rudy Giuliani, acumulaban afirmaciones falsas en los tribunales, se desató una ola de ataques en línea que afectaron a empleados como Smith. Los usuarios de redes sociales indagaron en su trabajo previo en la industria tecnológica electoral y comenzaron a amenazarlo, lo que le había generado una profunda tristeza, aún entre su propia familia que creía en las afirmaciones de que la elección había sido robada.

Cuatro años después, Trump busca nuevamente la presidencia y ha anticipado que sus oponentes intentarán robar las elecciones. Tanto Dominion como Smartmatic están ahora intentando restaurar su credibilidad ante el público, enfrentándose a un desconfianza que a veces parece insuperable.

Las comunicaciones solían ser un punto secundario en la tecnología electoral, señala Samira Saba, directora de comunicaciones de Smartmatic. En el pasado, el enfoque de los comisionados electorales se limitaba mayormente a garantizar que los votos fueran contados. Sin embargo, hoy en día, reconocen que la desinformación representa uno de los mayores desafíos que enfrentan. En 2020, la industria no estaba preparada para la magnitud de la desinformación que circulaba, especialmente viniendo del presidente en funciones y líderes del Partido Republicano.

La primera respuesta de las compañías fue interponer demandas por difamación contra medios de comunicación y teóricos de la conspiración, logrando algunos éxitos en los tribunales. Tanto Smartmatic como Dominion han realizado acuerdos y continuado con acciones legales contra diversas plataformas y figuras que propagan mentiras sobre sus tecnologías. Sin embargo, las afirmaciones de desconfianza todavía son comunes en medios de comunicación conservadores.

A pesar de esto, Smartmatic y Dominion han creado secciones en sus sitios web donde desmienten falsas afirmaciones sobre sus tecnologías. Desde 2016, Smartmatic publicó un manual para combatir la desinformación, orientando a los funcionarios electorales sobre la forma de establecer relaciones con los medios y crear planes de comunicación en caso de crisis. Esta estrategia incluye mostrar empatía y claridad en la comunicación, evitando explicaciones complicadas que confundan más a los electores.

No solo las empresas de tecnología electoral se esfuerzan por mantener la confianza pública. Los gobiernos estatales han implementado páginas para desmentir mitos electorales y facilitar la observación de los procesos por parte de los votantes, lo que puede ayudar a combatir la desconfianza. Sin embargo, demostrar que el sistema es seguro y transparente puede ser un reto considerable, especialmente al enfrentarse a la duda que persiste entre ciertos grupos de personas.

Los conspiracionistas, incluidos Trump y Giuliani, han minado la confianza en las instituciones que buscan restaurarla. Muchos ahora son renuentes a aceptar información de fuentes oficiales, lo que ha llevado a que algunos se pregunten sobre la razón detrás de su desconfianza hacia el sistema electoral.

Las empresas de tecnología electoral no evitan el escrutinio, pero el escepticismo puede convertirse en desconfianza pública. A pesar de contar con sistemas que aseguran controles y balances, la percepción de fraude se ha infiltrado incluso en la conversación pública. Con las elecciones cada vez más próximas, las compañías están fortaleciendo su seguridad, reflejando la anticipación de potenciales amenazas a los trabajadores electorales.

La situación es tensa, y algunos funcionarios electorales han comenzado a realizar simulacros de activación ante posibles tiroteos, así como implementar medidas de seguridad adicionales. El camino hacia la restauración de la confianza es complejo y requiere un esfuerzo conjunto, así como una respuesta firme a las narrativas falsas que amenazan la integridad del proceso electoral democrático.