Una gran nave espacial de la NASA se dirige a una zona peligrosa del sistema solar.
Una travesía a través de entornos espaciales implacables.
El Europa Clipper, una sonda espacial de la NASA, tiene en su interior un sistema de seguridad en forma de bóveda metálica que protege sus computadoras, software y diversos componentes electrónicos. Esta nave, diseñada para explorar la luna Europa de Júpiter, es comparable en tamaño a una cancha de baloncesto y se alista para realizar un viaje hacia este satélite, que se cree posee un océano con el doble de volumen que el de la Tierra. Durante aproximadamente 50 acercamientos a Europa, la misión de la NASA buscará responder si ese océano contiene los ingredientes necesarios, como una fuente de energía y materiales específicos, que puedan sustentar vida.
El entorno radiactivo que rodea a Europa es especialmente severo, lo que plantea un desafío significativo para la sonda. Según Cynthia Phillips, geóloga planetaria de la NASA y parte del equipo del proyecto, la zona en la que se encuentra Europa está sometida a una intensa radiación generada por el campo magnético de Júpiter, un planeta gaseoso que es 317 veces más masivo que la Tierra. Este campo magnético, originado por su núcleo metálico líquido, atrapa y acelera partículas del viento solar, formando cinturones de radiación peligrosos en torno a Júpiter. Curt Niebur, científico del programa Europa Clipper, señala que cualquier nave que circule por la región tiene una alta probabilidad de atravesar estas zonas dañinas.
Históricamente, los ingenieros de la NASA han enfrentado preocupaciones similares. Durante la misión Voyager, se estimó que un pasajero en esa nave habría sido expuesto a una dosis de radiación mil veces mayor al límite mortal al pasar cerca de Júpiter. Si el enorme campo magnético de Júpiter pudiera observarse, parecería de dos a tres veces más grande que el sol o la luna vistos desde la Tierra.
Para combatir este problema, la sonda Europa Clipper cuenta con la mencionada bóveda, que reduce significativamente la radiación dañina en sus componentes. Sin embargo, algunos transistores que se encuentran fuera de esta protección inicial generaron preocupaciones iniciales en las pruebas de resistencia a la radiación. Afortunadamente, una serie de pruebas adicionales confirmaron que estos transistores funcionarán adecuadamente durante las 50 aproximaciones programadas en un período de tres años y medio.
Los ingenieros de la misión han implementado un "canary box", un extra añadido a la sonda, que contiene distintos tipos de transistores para monitorear posibles daños en tiempo real. Si se detecta algún defecto, el equipo podría ajustar la misión.
El plan orbital de Europa Clipper también ha sido diseñado para minimizar el tiempo de exposición a las zonas de alta radiación, asegurando que la sonda pase menos de un día en estas áreas antes de retirarse para regresar a ellas de dos a tres semanas después. Durante su acercamiento a Europa entre 2031 y 2034, la sonda está equipada para realizar escaneos detallados, incluido un radar que penetrará el hielo en busca de agua líquida y un analizador de polvo que recolectará partículas expulsadas por impactos de meteoritos en la superficie de la luna. Además, se prevé que capture una gran cantidad de imágenes de Europa.
Con el arsenal de instrumentos a bordo, la NASA podrá evaluar si este satélite tiene los elementos adecuados que puedan sostener vida, como fuentes de energía y compuestos orgánicos. Si los hallazgos son positivos, la agencia tendrá planes para una misión de retorno que incluya un aterrizaje en la corteza helada, esta vez buscando signos de vida en el océano subyacente.