
La tendencia de las figuras de acción es una nueva forma en que la gente está mal utilizando el poder de la inteligencia artificial, y desearía poder dejar de hacerlo.
El miedo a quedarse fuera es intenso.
El reciente auge de la creación de figuras de acción con inteligencia artificial ha capturado la atención de muchos usuarios. Con las capacidades de imagen nativas de ChatGPT 4o, se ha vuelto posible generar figuras personalizadas que reflejan nuestros intereses. La motivación detrás de esto es clara; es una forma divertida de interactuar con la tecnología. Al introducir una fotografía completa y solicitar que se creara una figura de acción personalizada, los resultados fueron inicialmente satisfactorios, aunque el diseño final no siempre logró parecerse al individuo retratado.
Lo curioso de este fenómeno es que ha motivado a miles de personas a participar en la creación de sus propias figuras de acción, uniendo a una comunidad en torno a la generación de estas imágenes. A diferencia de las tendencias pasadas relacionadas con la propiedad intelectual, como en los memes de Studio Ghibli, esta iniciativa no implica el uso indebido de la propiedad de otros.
El éxito de estas figuras personalizadas se debe en parte a la calidad del empaquetado que simula la estética real de las figuras de acción. La inclusión de accesorios que representan intereses personales ha aumentado el atractivo de estas creaciones. La velocidad con la que estas tendencias se propagan está ligada directamente a la calidad de las imágenes generadas, que pronto se comparten en redes sociales, impulsando a más personas a intentar crear las suyas.
Sin embargo, esta diversión no está exenta de preocupaciones. La generación de imágenes mediante inteligencia artificial conlleva un costo, que incluye suscripciones a servicios y los impactos ambientales resultantes de la operación de los modelos. Informes han mencionado que la producción y el uso de estos modelos pueden agotar recursos hídricos y generar emisiones de carbono significativas. Comentarios de figuras como el CEO de OpenAI, Sam Altman, enfatizan las preocupaciones sobre la capacidad de los sistemas actuales para manejar la creciente demanda.
Es importante reflexionar sobre cómo se utiliza la inteligencia artificial. A pesar de que muchos se concentran en la creación de imágenes y memes, hay un potencial significativo para aplicar la IA en tareas más prácticas y útiles. Herramientas como ChatGPT, Gemini y otros sistemas de inteligencia pueden facilitar actividades cotidianas, desde redacción hasta elaboración de presentaciones.
A medida que la inteligencia artificial avanza y busca integrarse más en nuestra vida diaria, surge la pregunta de si su potencial se está aprovechando adecuadamente o si, en la búsqueda de entretenimiento, estamos pasando por alto su uso más funcional y transformador.