La estación espacial presenta filtraciones, pero no compromete la misión.
Se considera un "grave riesgo para la seguridad".
La Estación Espacial Internacional (EEI) contiene algunos módulos que llevan en órbita casi veinticinco años, lo que podría considerarse un tiempo considerable en el ámbito de la tecnología espacial. Un espacio destacado, el módulo Zvezda, que se incorporó en el año 2000, ha experimentado un problema de fuga que comenzó a detectarse hace cinco años. Sin embargo, a lo largo de 2024, el ritmo de esta fuga ha aumentado considerablemente, alcanzando un nivel tres veces mayor que el registrado en 2019.
Según un reciente informe de la Inspectoría General, las grietas y fugas han sido catalogadas como un "riesgo crítico para la seguridad". Debido a esto, tanto NASA como la agencia espacial rusa, Roscosmos, han intensificado sus esfuerzos para identificar el origen del problema y entender el riesgo que representa para las operaciones de la estación, así como para llevar a cabo las reparaciones necesarias.
El módulo Zvezda está diseñado para permitir cierta fuga, principalmente por su configuración, que incluye ocho puertos para naves espaciales; no se puede evitar completamente el escape de aire. Sin embargo, el creciente nivel de fuga sugiere que podrían existir grietas en diferentes partes del módulo. Hasta el momento, los cosmonautas han estado realizando inspecciones con instrumentos especializados para detectar pequeños defectos en la superficie del módulo.
En respuesta a esta situación, ya se ha aplicado sellante en algunas grietas, lo que ha llevado a una ligera reducción del problema. Además, un túnel de acceso en Zvezda se ha mantenido cerrado tanto como ha sido posible entre acoplamientos para limitar la fuga en esa área.
Aunque las fugas actuales son microscópicas y no representan un riesgo inmediato para la integridad estructural de la EEI ni para la seguridad de los astronautas, la pérdida de aire es un problema a tener en cuenta. Afortunadamente, la estación está diseñada para ser reabastecida con oxígeno, agua y otros suministros esenciales, lo cual es fundamental para las misiones prolongadas en el espacio.
El sistema de reciclaje de agua y oxígeno en la estación es notable, ya que permite a los astronautas convertir los desechos de agua en oxígeno mediante un proceso de electrólisis, asegurando así la disponibilidad de estos recursos.
A pesar de los desafíos que enfrenta la EEI, como los escombros orbitales y el desgaste de sus componentes, la vigilancia constante y las reparaciones son cruciales para prolongar su operatividad hasta 2030. A medida que el tiempo avanza, será vital para ambas agencias mantener un enfoque riguroso en el monitoreo y reparación de estos problemas conocidos.