La poderosa radiación del gigante telescopio podría haber contribuido al colapso.
Un nuevo informe analiza las causas fundamentales del desastre en el Observatorio de Arecibo.
La estructura del telescopio de radio del Observatorio de Arecibo en Puerto Rico, que se utilizó durante más de 50 años para investigaciones astronómicas, sufrió un colapso devastador en diciembre de 2020. Un informe reciente sugiere que la radiación electromagnética emitida por este enorme telescopio contribuyó al daño estructural que llevó a su caída. Este telescopio, de 305 metros de ancho, jugó un papel crucial en la astronomía, permitiendo el estudio de estrellas, planetas extrasolares, asteroides y en la búsqueda de señales de civilizaciones extraterrestres.
El 1 de diciembre de 2020, una plataforma de 900 toneladas junto con un domo de cuatro pisos que sostenía reflectores secundarios se desplomó desde más de 120 metros, impactando en el plato principal del telescopio. Aunque no hubo heridos, la Fundación Nacional de Ciencias de EE. UU., propietaria del telescopio, tomó la decisión de no reconstruir el observatorio, lo que dejó a muchos astrónomos sin una herramienta vital para sus investigaciones.
Las indagaciones previas atribuían la falla estructural a un fenómeno llamado "creep de zinc", que ocurre cuando el zinc se deforma con el tiempo bajo tensión. Este material se utilizó en los anclajes de cables que sostenían la plataforma. A lo largo del tiempo, el zinc perdió su adherencia y permitió que varios cables de soporte se soltaran. Sin embargo, el colapso del Arecibo fue un incidente sin precedentes, ya que se considera el primer caso documentado de falla a largo plazo del zinc, ocurriendo a un esfuerzo inferior a la mitad de la resistencia normal de los anclajes.
El informe de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina revela que hubo signos de advertencia que no fueron atendidos por los ingenieros estructurales. Se destaca que el daño comenzó con el huracán María en 2017, cuando se observaron desprendimientos significativos de cables. Aunque se realizó una inspección, los inspectores no previstas la velocidad a la que progresaría el daño. En agosto de 2020, un cable auxiliar se rompió, lo que provocó una grieta en el plato y daños en la plataforma. El colapso final ocurrió 12 días después del anuncio de cierre del observatorio.
Originalmente, el telescopio fue construido en la década de 1960 para ayudar en el desarrollo de defensas de misiles balísticos. En 1993, científicos que trabajaron con este telescopio recibieron el Premio Nobel de Física por descubrir un nuevo tipo de pulsar. A pesar de la ubicación desafiante del telescopio, había sobrevivido a numerosos huracanes en sus 57 años de operación.
La comisión que investigó el colapso sugiere que las ondas electromagnéticas del telescopio podrían haber acelerado la deformación del zinc, un fenómeno que se denomina electroplasticidad. Se recomendó que la fundación entregue los anclajes y cables restantes a la comunidad investigadora para estudiar esta hipótesis.
Aunque ya es demasiado tarde para ayudar al Arecibo, la fundación ahora está invirtiendo en un nuevo centro educativo de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en el sitio. Comprender las causas del colapso podría ser clave para prevenir daños similares en otras instalaciones en el futuro.