El fin de la Ley de Moore comienza a sentirse incómodo.
La noción de la Ley de Moore ha sido objeto de discusión durante años, y finalmente comenzamos a observar una disminución en la innovación del hardware de PC.
Durante más de veinte años ha circulado la idea de que la Ley de Moore ha llegado a su fin. Esta teoría, formulada por Gordon Moore, cofundador de Intel, planteaba que la cantidad de transistores en un microchip se duplicaría aproximadamente cada dos años. En 2006, el propio Moore anticipó que este fenómeno terminaría en la década de 2020. En 2016, el profesor del MIT, Charles Leiserson, declaró que la Ley estaba muerta. En 2022, el CEO de Nvidia hizo la misma afirmación, aunque días después el CEO de Intel contradijo esta afirmación. A pesar de que la Ley de Moore ha impulsado una notable innovación en procesadores de escritorio, su declive no es un evento puntual, sino un proceso gradual que estamos comenzando a observar.
Recientemente, AMD e Intel han lanzado nuevas generaciones de procesadores que no han tenido un inicio triunfante. Por ejemplo, el Core Ultra 9 285K de Intel, aunque presenta mejoras importantes en su diseño, no logra competir adecuadamente con ofertas anteriores. El Ryzen 9 9950X, aunque es un avance respecto a sus predecesores de Zen 4, no representa la mejora generacional que se solía esperar. Al analizar las cifras, se observa que la mejora en rendimiento multinúcleo del Ryzen 9 5950X al 7950X fue del 36%, mientras que del 7950X al 9950X solo fue del 15%. En software de transcoding como Handbrake, la velocidad de transcoding del 7950X respecto al 5950X incrementó un 34%, pero con el 9950X la mejora solo llegó al 13%.
Esta tendencia no es aislada; en el caso de las mejoras de rendimiento de un solo núcleo entre el Core i9-10900K y el i9-12900K, Intel logró un incremento del 54%. Sin embargo, al comparar el Core i9-12900K, que ya tiene tres generaciones, con el nuevo Core Ultra 9 285K, la mejora fue solo del 20%. Además, los resultados del nuevo Core Ultra en Cinebench son inusualmente altos, pero en otras aplicaciones, se observan regresiones en comparación con generaciones anteriores.
En estos últimos años, la tasa de mejoras en rendimiento ha disminuido notablemente. La Ley de Moore se centra en la cantidad de transistores, lo que implica una relación directa con el rendimiento. Sin embargo, incrementar los transistores no es tan simple como antes, y el concepto de Dennard scaling también juega un papel en esta limitación. Aunque AMD e Intel no lo discutan abiertamente, es evidente que ambas empresas se están adaptando. Intel, por ejemplo, ha cambiado a una arquitectura híbrida y ha presentado un rediseño radical con sus CPUs Arrow Lake. Por su parte, AMD ha estado utilizando tecnología 3D V-Cache para mejorar el rendimiento, aprovechando la gran cantidad de transistores en las unidades de cache.
Un aspecto clave a considerar al analizar la Ley de Moore es el espacio físico de los chips. Aunque es posible construir microprocesadores con un alto número de transistores, surgen preguntas sobre su consumo energético y si pueden operar eficientemente en dispositivos como PCs o servidores. Cada milímetro cuadrado de silicio es costoso, y continuar con la duplicación de transistores puede no ser viable económicamente.
El costo de los chips ha aumentado, y aunque hay argumentos en contra de las estrategias de precios de empresas como Nvidia, se ha reportado que esta compañía ha enfrentado precios más altos por parte de TSMC para sus GPUs RTX 40 en comparación con precios anteriores con Samsung. A pesar de que la RTX 4090 tiene más del doble de transistores que la RTX 3090, ambos modelos presentan desafíos de consumo energético, tamaño y costo de producción.
Es claro que la Ley de Moore ha dejado de ser la única referencia para los avances en hardware. La innovación no está muerta, sino que está cambiando hacia otros paradigmas. La inteligencia artificial está emergiendo como una solución que podría ofrecer mejoras significativas en el rendimiento que no dependen únicamente de añadir más transistores.
Por ejemplo, la tecnología DLSS permite obtener un rendimiento mejorado sin requerir necesariamente un aumento en las especificaciones de hardware. Los avances en procesamiento por inteligencia artificial, como el Ray Reconstruction de Nvidia, están transformando cómo se gestionan demandas de rendimiento en el hardware actual.
En conclusión, más allá de la existencia o no de la Ley de Moore, es vital que las empresas como AMD, Intel y Nvidia continúen innovando para satisfacer las crecientes exigencias de rendimiento del mercado, aunque la forma de hacerlo podría ser diferente a lo que hemos visto hasta ahora.