La muerte de internet: razones del futuro aterrador y posibles soluciones.
Estamos inmersos en una cámara de eco en degradación gradual, marcada por la inteligencia artificial, la publicidad y la búsqueda de ganancias.
El estado actual de Internet es preocupante, enfrentándose a una serie de problemas sociales en lugar de solo tecnológicos. La desinformación abunda y la publicidad se infiltra en cada rincón de la red. Además, la influencia de bots automatizados y politicizados se hace notar en las plataformas de redes sociales, donde los contenidos se filtran a través de algoritmos diseñados para maximizar el engagement. En este contexto, los cambios en la web no parecen ser positivos.
Al mirar hacia atrás, hace unas dos décadas, la experiencia en la "World Wide Web" era notablemente diferente. Las plataformas sociales, las comunidades digitales, y el acceso al conocimiento y a las compras ofrecían una sensación distinta, casi mágica. Empresas como Spotify, Netflix, Amazon, Facebook, Twitter y Uber revolucionaron el mercado y atrajeron a un gran número de usuarios con características innovadoras y precios atractivos.
Sin embargo, con el tiempo, aquellos beneficios han disminuido en calidad y valor para el usuario promedio, ya que estas compañías han priorizado el aumento de sus márgenes de beneficio sobre las inversiones en su base de clientes. Este fenómeno es común entre las empresas que se vuelven públicas, donde las acciones, los inversores y las juntas directivas tienden a centrarse en maximizar ganancias en lugar de preservar los ideales que las fundaron.
La situación en el ámbito científico también está en declive. Las herramientas educativas y el acceso a la información se han visto comprometidos. Gran parte del conocimiento que circula hoy en día se ha confundido con contenido superficial de plataformas como TikTok y YouTube, donde cualquiera puede difundir información errónea en pequeños clips de 60 segundos. El reto consiste en discernir entre lo verdadero y lo falso en un entorno saturado de datos.
El uso de algoritmos en redes sociales ha llevado a la creación de cámaras de eco, donde el contenido se selecciona de acuerdo a preferencias y comportamientos, en lugar de ofrecer una línea de tiempo cronológica de aquellos a quienes se sigue. Este enfoque hace que la diversidad de opiniones se reduzca y se dificulte el debate, alineando a los usuarios en grupos homogéneos que refuerzan creencias extremas, dificultando así la evolución de sus puntos de vista.
La situación actual se manifiesta también en la proliferación de servicios que intentan contrarrestar esta desinformación. Soluciones como Ground News, verificación de hechos en redes sociales y Community Notes trabajan para ofrecer una visión más equilibrada de los eventos políticos y cuestionar la información falsa. Sin embargo, es claro que la pandemia, las elecciones, y conflictos globales han subrayado el problema, haciendo evidente la influencia creciente de narrativas polarizadas.
A pesar de estos desafíos, aún hay esperanza. La cantidad de logros positivos que ha traído la web desde su creación supera, en muchos aspectos, los negativos. Innovaciones científicas, descubrimientos y la organización de ayuda humanitaria son solo algunas de las contribuciones que a menudo pasan desapercibidas. Para mejorar la situación, se necesita un esfuerzo conjunto que establezca estándares y propicie la alfabetización digital para todas las edades, capacitando a las personas para identificar y cuestionar la información que consumen.
La creación de un marco educativo robusto para aprender a navegar por el mundo digital es crucial y no debería ser una tarea sencilla. Si bien enfrentar estos retos es un desafío, ya hemos superado crisis tecnológicas antes y podemos hacerlo nuevamente en esta nueva era digital.