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Los agentes son el futuro que las empresas de IA prometen y necesitan urgentemente.

¿Vale la pena invertir en una inteligencia artificial que sea un verdadero compañero y no solo una herramienta?

La automatización de tareas ha sido una constante en la historia humana, y en la actualidad, las empresas de inteligencia artificial están canalizando esta necesidad de eficiencia bajo el concepto de "agentes". Los agentes de IA son programas autónomos que pueden realizar tareas, tomar decisiones e interactuar con diversos entornos con escasa intervención humana. Esta tendencia ha captado la atención de las compañías más importantes en el ámbito de la inteligencia artificial.

Por ejemplo, Microsoft ha desarrollado "Copilots", una herramienta que busca facilitar la automatización de procesos como el servicio al cliente y tareas administrativas. En otro movimiento relevante, el CEO de Google Cloud, Thomas Kurian, ha presentado propuestas para seis agentes de productividad basados en IA. Google DeepMind, por su parte, ha fichado a Sora, un co-líder de OpenAI en el desarrollo de productos de video, con el objetivo de crear simulaciones para entrenar a los agentes de IA. Anthropic también ha avanzado al permitir que sus usuarios creen un "asistente de IA" a través de su chatbot Claude.

Aunque muchos sistemas autónomos ya existen, como los bots de atención al cliente en línea o los asistentes de voz, las empresas de IA quieren enfatizar que sus agentes son diferentes. A diferencia de los bots que siguen procedimientos básicos, los agentes están diseñados para interactuar, aprender de las experiencias y tomar decisiones de manera más independiente. Se espera que puedan gestionar dinámicamente diversas tareas, desde compras y reservas de viajes hasta la programación de reuniones, adaptándose a situaciones imprevistas.

Las empresas de inteligencia artificial ven en estos agentes una oportunidad para monetizar modelos de IA sofisticados y costosos. Se está invirtiendo fuertemente en start-ups que prometen revolucionar la interacción con la tecnología. La visión es que los agentes aumenten la eficiencia en los negocios, absorbendo tareas que van desde el servicio al cliente hasta el análisis de datos. Para los individuos, la idea es ofrecer una nueva era de productividad mediante la automatización de tareas rutinarias, permitiendo así que se concentren en trabajos más creativos y estratégicos.

El CEO de OpenAI, Sam Altman, ha descrito una aplicación ideal de la IA como un "colega supercompetente" que tenga conocimiento completo de su vida, capaz de realizar tareas básicas con rapidez y abordar las más complejas aunque requiera realizar preguntas adicionales. Aunque las empresas han buscado este avance desde los años setenta, aseguran estar más cerca que nunca de lograrlo.

En una reciente demostración de OpenAI, Romain Huet, responsable de experiencia del desarrollador, mostró cómo un agente podía realizar un pedido de fresas cubiertas de chocolate, manejando incluso conversaciones en japonés para reservar un hotel. Sin embargo, la presentación generó inquietudes sobre la posibilidad de que estas herramientas se usen para llamadas no deseadas y la falta de transparencia, ya que en la versión anterior no se identificaba como un sistema de IA.

Además, el demo presentado tuvo fallos, lo que subraya que los agentes aún enfrentan desafíos significativos en flujos de trabajo complejos. Pese a su potencial, su desempeño en tareas cotidianas no es notablemente superior al de los bots o asistentes actuales. Las empresas están trabajando para mejorar sus capacidades mediante el aprendizaje por refuerzo, pero los altos costos de funcionamiento a gran escala representan un mayor obstáculo.

A pesar de que la idea de los agentes ha crecido en popularidad debido a las presiones del mercado, su efectividad real sigue siendo objeto de debate. Existen interrogantes sobre su capacidad para manejar tareas delicadas como cuestiones legales o fiscales, en un contexto donde las "alucinaciones" de la IA son un problema aún no resuelto. Es crucial recordar que los asistentes de IA deben considerarse como herramientas poderosas, pero imperfectas, especialmente para tareas de bajo riesgo.

El interés por estos sistemas aumenta y, de acuerdo con la opinión de varios expertos de la industria, se espera que sistemas de este tipo se conviertan en algo común para 2025, ofreciendo la posibilidad de dedicar más tiempo a actividades que realmente importan en lugar de atarse a dispositivos tecnológicos.