Video de la NASA en Marte revela un enorme ojo durante un eclipse solar.
El rover Perseverance de la NASA ha obtenido impresionantes imágenes de Fobos, una de las lunas de Marte, durante un reciente eclipse solar en el planeta rojo.
Durante su meticulosa búsqueda de vida microbiana en Marte, el rover Perseverance de NASA ha estado reportando curiosos eventos ocurridos en su travesía. Recientemente, una de sus numerosas cámaras a bordo logró capturar un impresionante momento de un eclipse solar, cuando Fobos, una de las dos lunas de Marte, se interpuso entre el planeta rojo y el sol.
En una publicación en redes sociales, el rover expresó: “¿Alguna vez has sentido que alguien te está observando? Así me sentí cuando observé este tránsito de la luna marciana Fobos. La pupila en este 'ojo guiño' es la luna con forma de papa, y el iris es nuestro sol”.
Este evento fue registrado por la Mastcam-Z del rover el 30 de septiembre, en el 1285º día marciano de la misión. Se trató de un momento en que el satélite pasó directamente entre el sol y una parte de la superficie marciana, bloqueando una gran parte del disco solar. Al mismo tiempo, Fobos apareció como un gran disco negro que se movía rápidamente sobre la cara del sol, y su sombra, o antumbra, se proyectó sobre el planeta.
Fobos, cuya denominación proviene del dios del miedo en la mitología griega y fue descubierto por el astrónomo Asaph Hall en 1877, es aproximadamente 157 veces más pequeño que la luna de la Tierra, alcanzando solo 27 kilómetros en su punto más ancho, en comparación con los 3,475 kilómetros de la luna terrestre. Desde 2004, los rovers de Marte han estado capturando imágenes de Fobos, proporcionando una rica fuente de datos para que los científicos estudien.
Se ha determinado que la órbita de Fobos está casi perfectamente alineada con el ecuador de Marte y se encuentra relativamente cerca de su superficie, lo que resulta en un rápido recorrido que completa su órbita en solo 7.6 horas. Además, Fobos se acerca a Marte a razón de aproximadamente seis pies cada 100 años, un descenso que sugiere una posible colisión con el planeta o su desintegración debido a las tensiones gravitacionales en unos 50 millones de años.