
Cómo el equipo de 'The Electric State' dio vida a un mundo de robots inesperados.
La nueva película de Netflix "The Electric State" presenta un mundo repleto de robots, aunque no de la manera tradicional en que los conocemos. La dirección corre a cargo de los hermanos Anthony y Joe Russo.
La nueva película de Netflix, “The Electric State”, presenta un universo poblado por robots, aunque no en la forma habitual en que los conocemos. Esta producción, dirigida por los hermanos Anthony y Joe Russo, quienes previamente trabajaron en los exitosos films de Los Vengadores, “Infinity War” y “Endgame”, cuenta con un presupuesto estimado de 320 millones de dólares. La trama se desarrolla en una versión alternativa de la década de 1990, donde los robots conscientes han coexistido con los humanos durante años. Esto ha llevado a una rebelión contra sus creadores, un conflicto que finalmente los dejó exiliados en una región del suroeste estadounidense, a la que los protagonistas, interpretados por Millie Bobby Brown y Chris Pratt, deben infiltrarse.
En cuanto al diseño de los robots, el supervisor de efectos visuales Matthew E. Butler explica que se buscó que resultaran "deliberadamente antitéticos" a los robots contemporáneos. Mientras que los modelos modernos suelen presentar un diseño equilibrado, con más masa en el centro y menos en las extremidades —como los robots de Boston Dynamics—, en la película, el robot llamado Cosmo presenta "una cabeza gigante sobre un cuello pequeño", una configuración que Butler considera "el peor diseño para un robot". Este diseño, inspirado en la novela ilustrada de Simon Stålenhag, se fundamenta en la creación de robots que se perciban como "inofensivos", razón por la cual tienen un aspecto "amigable y divertido".
Para dar vida a Cosmo y al resto de los robots, el equipo de Butler partió de un diseño poco práctico que debían convertir en algo "físicamente creíble y real". Se optó por mantener la esencia del diseño original en términos de siluetas. Utilizando un enfoque visual donde, al observar a Cosmo desde cierta distancia, se asemeja a su representación en el libro, pero al acercarse se revelan detalles mecánicos, motores y circuitos, el objetivo era que el público aceptara el diseño sin cuestionar todas las complejidades visibles.
La producción incluyó la creación de "cientos y cientos de robots únicos", no porque cada uno fuera exclusivo, sino porque en la narrativa se presentan como personajes individuales. El proceso no fue sencillo para el equipo de efectos visuales, que enfrentó el reto de hacerlos lo más realistas posible. Utilizando una combinación de captura de movimiento tradicional y un sistema más moderno con trajes basados en acelerómetros, un grupo de siete actores de captura de movimiento colaboró con los actores en la filmación en locaciones y sets. Así, sus interpretaciones sirvieron como base para los movimientos animados de los robots, que varían en tamaño desde enormes hasta aquellos que caben en la palma de la mano.
Butler aclara que el proceso fue más complejo que simplemente transferir los movimientos de un actor a un cuerpo robótico. Cada robot, como el personaje Herman, requería un enfoque adaptado que combinara la actuación del intérprete con las limitaciones del diseño del robot. Además, se mantenía comunicación constante con los directores para incorporar cambios específicos en las características del personaje, todo lo cual demandaba la coordinación de múltiples artistas y actores de voz.
La creación de los robots que aparecerán en pantalla fue, en última instancia, el resultado de una colaboración intensa entre diversos artistas y performers, un esfuerzo que el equipo abordó con dedicación.