ChatGPT creó un juego para mí en segundos y estoy completamente impresionado; los programadores deberían estar muy preocupados.
La segunda vez es la vencida.
Casi dos años después de que inicialmente solicitara ayuda a una versión temprana de un chatbot de inteligencia artificial generativa para crear un juego, decidí probar nuevamente con ChatGPT 4o utilizando el mismo pedido. Los resultados fueron impresionantes. Desde la llegada de la plataforma de IA generativa de OpenAI, se ha vuelto común que las personas la utilicen para realizar tareas que prefieren evitar o para intentar cosas que les superan.
Aunque tengo habilidades para escribir y soy un artista aficionado, la programación no es mi fuerte. Mi experiencia incluye algo de HTML, JavaScript e incluso BASIC, pero mis habilidades en programación están bastante oxidadas. El año pasado, le pedí a ChatGPT que me ayudara a desarrollar un nuevo juego llamado Tic-Tac-Go, una variación más compleja de Tic-Tac-Toe, que se juega en una cuadrícula de 12x12 y donde se necesita alinear seis "X" o "O" para ganar.
El primer intento de crear el juego comenzó bien, ya que ChatGPT proporcionó los archivos de CSS, JavaScript y HTML, además de explicaciones detalladas. Sin embargo, la respuesta era incompleta debido a un límite de caracteres, lo que dificultó obtener el código completo. Después de varios intentos y errores, finalmente abandoné el proyecto.
En los 20 meses siguientes, ChatGPT ha avanzado significativamente. Cuando comencé a usar ChatGPT 4o, noté que no solo era más efectivo que algunas búsquedas en Google, sino que además parecía no sufrir de las limitaciones de la versión anterior. Al recordar mi fallido proyecto anterior, decidí probar suerte nuevamente, utilizando el mismo prompt que había usado antes.
En esta ocasión, la respuesta de ChatGPT 4o superó mis expectativas. Sintetizó mi idea de juego en una descripción más coherente y, lo más impresionate, ofreció todo el código necesario desde el principio hasta el final, acompañado de una explicación clara de cada segmento. A continuación, sugerí cómo podría probar el código en un navegador web.
Al principio, no logré que funcionara como esperaba, y ChatGPT me aconsejó corregir el formato del archivo y asegurarse de que se guardara correctamente. Una vez realicé los ajustes, volví a abrir el archivo en el navegador y, para mi sorpresa, el juego funcionó tal como lo había imaginado, con un diseño para que dos jugadores pudieran marcar "X" y "O".
Además, les pedí a ChatGPT que incluyera las reglas del juego en el código, lo que facilitó aún más la experiencia. Esto fue un cambio significativo en comparación con mi experiencia anterior, donde la memoria y eficiencia de la IA eran limitadas.
Con mayor confianza, decidí solicitar una actualización del juego para que pudiese jugarse en línea. ChatGPT me proporcionó una visión general sobre cómo sería necesario configurar un servidor y el código necesario para gestionar partidas en tiempo real, aunque me percaté de que las nuevas exigencias técnicas estaban fuera de mi capacidad.
A medida que asistimos a estos avances en la codificación asistida por IA, queda claro que mientras más inteligentes se vuelven estas herramientas, la necesidad de intervención humana se podría ver reducida. La evolución y el futuro de la programación asistida por IA parecen prometedores, aunque esto plantea interrogantes sobre el futuro rol de los programadores humanos en este nuevo entorno.