Bethesda cerrará un juego del que se había olvidado.
El juego The Elder Scrolls: Legends dejará de funcionar de forma definitiva el 30 de enero de 2025, y actualmente no se puede adquirir en Steam.
Bethesda, una de las desarrolladoras más queridas del mundo de los videojuegos, enfrenta críticas por su falta de soporte a largo plazo para varios de sus títulos, con la excepción notable de Skyrim, que recibe atención constante. Recientemente, la compañía ha anunciado el cierre de The Elder Scrolls: Legends, su juego de cartas coleccionables que había sido creado con la ambición de competir con Hearthstone. La decisión de cerrar el juego no ha sorprendido a la comunidad, ya que Legends no había recibido actualizaciones desde 2019, apenas dos años después de su lanzamiento, y su base de jugadores ha ido disminuyendo gradualmente.
Aunque Bethesda implementó ciertas mejoras tras el lanzamiento, estas no fueron suficientes para mantener la competitividad del juego en un mercado saturado con éxitos como Hearthstone, Gwent y Slay the Spire. Actualmente, The Elder Scrolls: Legends ya no está disponible para adquirir en Steam, y los jugadores que aún tengan el juego instalado verán un mensaje que anuncia que los servidores se cerrarán de manera permanente el 30 de enero de 2025.
Como un pequeño consuelo, todos los artículos y eventos dentro del juego han visto su costo reducido a solo un oro, permitiendo que los jugadores restantes exploren toda la experiencia que ofrece el título. Sin embargo, la noticia ha dejado a muchos decepcionados. Aunque Legends no tenía una base de fanáticos amplia, contaba con un grupo leal que ahora se siente frustrado por la pérdida de acceso a un juego en el que han invertido dinero real. Aunque es probable que se inicie un servidor privado para mantener algo del juego vivo, las compras dentro de la aplicación se perderán de forma definitiva.
Desde luego, Legends no es el primer juego que se cierra, a pesar de contar con un grupo de aficionados fieles, y seguramente no será el último. Este fenómeno es el resultado inevitable de cómo están estructurados los derechos de los videojuegos, como ha dejado claro Steam a sus usuarios: en la plataforma, los jugadores no realmente poseen los juegos que adquieren.