Fundador de Apple vende acciones valoradas en millones por solo 32,000 rupias y aquí está la razón.
El fundador de Apple vendió acciones valoradas en millones por solamente 32,000 rupias.
En 1990, Ronald Wayne tomó una decisión que sería recordada como uno de los momentos más intrigantes en la historia de la tecnología. En un momento en que Apple apenas estaba comenzando como una pequeña empresa, vendió su participación del 10% en la compañía por solo $800, preocupado por los riesgos financieros. En ese entonces, su participación estaba valorada en aproximadamente Rs 32,000 (cerca de $800), pero para el año 2024, ese porcentaje habría alcanzado un valor sorprendente de $345 mil millones.
Apple fue fundada por tres hombres: Steve Jobs, Steve Wozniak y Ronald Wayne. Mientras que Jobs y Wozniak eran jóvenes llenos de ambiciones, Wayne, quien tenía 42 años, aportaba una vasta experiencia. Su contribución fue fundamental en el diseño del primer logo de Apple, que mostraba una imagen icónica de Isaac Newton debajo de un manzano, así como en gran parte de la ingeniería mecánica y la documentación en los primeros días de la empresa. Sin embargo, a medida que la compañía crecía, Wayne comenzó a cuestionarse sobre su futuro y su papel en el mismo.
Solo 12 días después de la fundación de Apple, decidió vender su participación por $800. Su falta de convicción y confianza, resultado de fracasos previos en el mundo empresarial, lo llevaron a dar este paso. En la década de 1970, Apple enfrentaba dificultades para afianzarse en el mercado. Jobs había conseguido un préstamo de $15,000 para cumplir con su primer pedido a The Byte Shop, un distribuidor con una reputación dudosa. Mientras Jobs y Wozniak estaban optimistas acerca del potencial de la compañía, Wayne no compartía el mismo entusiasmo. Él tenía mucho más que perder que sus socios más jóvenes, y sus experiencias pasadas le habían enseñado los riesgos de las nuevas aventuras empresariales. Temía que, si Apple no prosperaba, su estabilidad financiera podría verse amenazada. La rápida evolución de la empresa también lo sobrepasaba, ya que la constante energía de Jobs y Wozniak lo hacía sentir desbordado.
Finalmente, ante la creciente presión y la incertidumbre, decidieron alejarse, vendiendo su participación. En retrospectiva, es difícil imaginar cuán diferente podría haber sido su vida si hubiera mantenido esas acciones. Esa pequeña porción de Apple hoy valdría cientos de miles de millones, posiblemente haciéndolo la persona más rica del mundo. Sin embargo, a pesar de la inmensa fortuna que podría haber obtenido, Wayne nunca ha expresado arrepentimiento por su elección.
En diversas entrevistas, ha explicado que su decisión estaba fundamentada en la información que disponía en ese momento. Aunque creía en el potencial de Apple, también anticipaba los obstáculos que la compañía tendría que enfrentar. Su precaución no se limitaba solo al dinero, sino también a las consecuencias personales que implicaría estar involucrado en un proyecto tan riesgoso. A su edad y con más responsabilidades que sus socios más jóvenes, sentía que no podía arriesgarlo todo en una compañía que podría fracasar. Comparó su experiencia con sostener a un tigre por la cola, reconociendo la intensa presión que conllevaba ser parte de una startup en rápido crecimiento.
A pesar de lo que muchos consideran una oportunidad perdida, Wayne no parece arrepentirse de su decisión. Nunca buscó la fama ni la riqueza que perseguían Jobs y Wozniak. Alejarse de Apple le permitió enfocarse en su salud y bienestar personal, eligiendo la paz mental sobre la caótica búsqueda del éxito. Para él, la decisión no fue un fracaso, sino una forma de encontrar equilibrio y priorizar su felicidad. En última instancia, para Wayne, esa podría haber sido la verdadera medida del éxito.