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Historia breve de las demostraciones tecnológicas falsas.

Desde el famoso Mechanical Turk hasta los robots controlados a distancia de Elon Musk, astutos vendedores de tecnología han sabido engañarnos en varias ocasiones.

Elon Musk ha sido objeto de críticas recientemente debido a una serie de afirmaciones inusuales, y en realidad debería haber sido señalado por muchas más. En el evento We, Robot de Tesla, el robot Optimus que servía bebidas a los asistentes no era tan autónomo como Musk había proclamado. Varios informes indican que los robots eran manejados por humanos mediante controles remotos. Esta situación parece reflejar un intento por parte de Musk de presentar a Tesla como una empresa de vanguardia, cuando en realidad enfrenta desafíos considerables.

Sin embargo, la historia de demostraciones de productos engañosas no es novedosa y se remonta a épocas antiguas, incluso a la era napoleónica. Musk parece estar repitiendo un truco que ha existido durante siglos. Un ejemplo famoso es el Mechanical Turk, un jugador de ajedrez mecánico del siglo XIX que ocultaba a un maestro de ajedrez en su interior. Este dispositivo fue un gran éxito en su época, manteniendo su engaño durante más de 80 años.

Otro caso notable es el de Steve Jobs, cofundador de Apple, quien durante la presentación del iPhone en 2007 usó múltiples prototipos cuidadosamente manipulados para evitar problemas técnicos. Las versiones que mostró estaban diseñadas para realizar una serie de acciones predefinidas, dando la impresión de que Jobs estaba navegando libremente por el dispositivo.

Asimismo, Google también ha caído en el terreno de las demostraciones engañosas. En su evento I/O de 2018, el CEO Sundar Pichai mostró un asistente de voz que supuestamente hacía llamadas en vivo para reservar en un salón de belleza y un restaurante. Más tarde se descubrió que esas conversaciones no eran tan espontáneas como parecían.

Más recientemente, un video de Google sobre su IA Gemini mostró técnicas de edición dudosa que desvirtuaban la realidad del producto. Por su parte, el sistema de conducción autónoma de Tesla ha estado bajo escrutinio, con múltiples demandas alegando que los clientes fueron engañados para pensar que sus vehículos podían conducir por sí solos, lo que ha resultado en accidentes fatales.

Ante todo esto, parece que Musk debería considerarse afortunado de que, en comparación, el peor comportamiento del robot Optimus, que fue controlado de forma remota, fue simplemente bailar y servir bebidas.